La oscuridad

25 de Abril 2021 Columnas

El gobierno perdió la batalla por el tercer retiro de los fondos previsionales. No tiene más alternativa que desistir del recurso presentado ante el Tribunal Constitucional o generar un proyecto propio, que permita sacar el 10% de los fondos sin violentar la institucionalidad. Esa es hoy la condición mínima para hacer posible un acuerdo con los senadores de centroizquierda, encabezados por la actual mesa de la Cámara Alta.

Cómo se puede tropezar por tercera vez con la misma piedra, y más encima ad portas de una elección donde el oficialismo se juega la vida, es algo que solo la ceguera y la obstinación pueden explicar. Porque, no era muy difícil imaginar que este nuevo 10% tendría en las actuales circunstancias tanto o más respaldo ciudadano que los anteriores; que dado el ciclo electoral los parlamentarios de gobierno lo iban a apoyar con todavía más entusiasmo; y que los sectores políticos que desde el estallido social tienen como principal objetivo echar abajo al gobierno, harían de esto una verdadera cruzada para poner al Presidente de rodillas.

Pero el Ejecutivo confió en que el éxito de la vacunación cambiaría el cuadro y este tercer retiro ya no sería una prioridad en la agenda. De nuevo, un grueso error de cálculo, que otra vez tiene al gobierno en el suelo, en una situación similar a la que condujo al acuerdo del 15 de noviembre de 2019. Ahora, humillado, dejado a la mano de Dios por su base parlamentaria, tendrá que hacer exactamente lo que dijo que no haría: encontrar una fórmula para que los ahorros previsionales sigan siendo esquilmados.

En rigor, este tercer retiro es todavía más impresentable que los anteriores. Según los antecedentes entregados por el presidente del Banco Central -Mario Marcel- ante el Congreso, el quintil más rico del país podría sacar hasta nueve veces más recursos que el quintil más pobre, sin pagar impuestos; es decir, un proyecto brutalmente regresivo, que dejará a cerca de cinco millones de personas sin ahorros previsionales. Para la oposición nada de esto parece ser muy relevante; y a los parlamentarios de derecha que respaldaron la iniciativa pareciera que lo único que en verdad les importó fue no perder votos en la próxima reelección.

Así, a tres semanas de jugarse su representación en un trascendental proceso constituyente, la impericia y la falta de previsión tienen -otra vez- al gobierno y a la derecha en el peor de los mundos. Simbólicamente derrotados, sin diseño político, tratando de evitar el hundimiento recurriendo a una centroizquierda en ruinas. Mientras la otra izquierda, la hegemónica, la que impulsó este tercer retiro, se frota las manos, redacta una acusación constitucional en contra del Mandatario, anuncia un nuevo estallido social y tiene a sus candidatos presidenciales cada día más encumbrados en las encuestas.

Es el precio de tropezar una y otra vez con su propia oscuridad, con la ilusión de una luz al final del túnel.

Publicada en La Tercera.

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