Inteligencia para el futuro

22 de Julio 2020 Columnas

Cuando hablamos de Inteligencia Artificial (IA) es recurrente la imagen de un futuro distópico en el que los robots controlan a la humanidad. Esta visión, posiblemente detrás de la constante fascinación general hacia la lA, contrasta fuertemente con la realidad. La IA hoy nos provee de sistemas que nos permiten tomar mejores decisiones, que reconocen nuestra voz o rostro, incluso nuestros gustos, o que pueden desenvolverse autónomamente como drones y automóviles. Paralelamente, la IA evoca otro miedo, sin duda más realista, como es la eliminación acelerada de empleos.

En su último reporte sobre el futuro del trabajo, el Foro Económico Mundial (FEM) estima un importante crecimiento en la participación de máquinas pera realizar actividades previamente consideradas como humanas, confirmando la tendencia observada desde hace varios años. Específicamente, se espera que para el 2022 las máquinas lleven A cabo más del 40% del total de horas laborales dedicadas a actividades como administración, comunicación o técnicas. En comparación con la situación en 2018, esto implica una participación menor del 10% de humanos en las mismas actividades en los próximos dos años.

Lo anterior no es sorpresa. Hace una década se esperaba que sistemas inteligentes reemplazaran a humanos principalmente en trabajos de naturaleza repetitiva o replicable, dejando para más tarde aquellas funciones cognitivas más sofisticadas. Así, para el 2050 se estimaba alcanzar la singularidad: el momento cuando la Inteligencia Artificial alcanza y supera la humana en todas nuestras actividades. Pero la velocidad de avance en IA ha superado consistentemente todas las expectativas. Hace poco más de un año, investigadores de Google crearon un sistema inteligente capaz de demostrar teoremas. Sí, verdades matemáticas deducidas de axiomas. Entrenado a partir de demostraciones de 10.200 teoremas, el programa es capaz de demostrar sin ayuda de teoremas tradicionalmente enseñados a alumnos de ciencias exactas e ingeniería.

Gracias a las técnicas desarrolladas, en 2017 fue posible comprobar formalmente la conjetura de Kepler —la forma más compacta de apilar esferas de un mismo tamaño es en una pirámide—, zanjando un problema de más de 400 años de antigúedad y confirmando, sea de paso, lo que ya sabía la gran mayoría de los comerciantes de frutas. Así, y vistos los múltiples avances en IA y su infraestructura habilitante, se pronostica que la singularidad podría ocurrir antes de lo predicho, en incluso solo 15 años más.

Esto conlleva a acelerar una serie de decisiones para preparar y adaptar de mejor manera a nuestra fuerza laboral. ¿Estaremos preparados? Como se menciona en el informe de empleos del futuro del FEM, haciael 2022 las principales tres competencias demandadas laboralmente serán el pensamiento analítico y la innovación, la capacidad de aprender activamente junto a la creatividad e iniciativa personal. El llamado es entonces a repensar nuestra educación para enseñar a aprender, a pensar y a crear.

Publicado en Especial Inteligencia Digital de El Mercurio

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