Good Bye Chile!

19 de Abril 2020 Columnas

“Good Bye Lenin!” es una película alemana dirigida por Wolfgang Becker, que muestra los problemas que tiene Alex, el protagonista, para mostrar a su madre, orgullosa militante del partido comunista, los cambios vividos por Alemania Oriental, luego de la caída del muro de Berlín. La originalidad de la trama consiste en que la madre de Alex había entrado en coma un día antes de la caída del muro y despertado a la realidad ocho meses después. Los médicos advierten que cualquier cambio brusco puede significar la muerte de la mujer, por lo que el protagonista hace lo posible e imposible por intentar recrear el mundo antes de la caída del muro, con todos los medios que tiene a su alcance, lo que genera una serie de dinámicas y absurdos que hacen de esta película una joya cinematográfica.

La mención a la película “Good Bye Lenin!” surge a propósito de las inesperadas transformaciones que hemos vivido en nuestro país desde el 18 de octubre de 2019 en adelante.

Si alguien hubiera sufrido el mismo trauma que la madre de Alex el 17 de octubre, tendríamos que decirle que el 17 de noviembre Xi Jiping y Donald Trump firmaron el acuerdo que puso fin a la guerra arancelaria precisamente en Chile, como parte de las reuniones que sostuvieron los principales líderes del mundo en el marco del Foro de Cooperación del Asia Pacífico. También habría que mentir y asegurar que la joven Greta Thumberg llegó a Chile y que rechazó reunirse con el presidente Piñera en medio de las reuniones realizadas por la COP-25.

En el plano local, tendríamos que comentarle que seguimos preocupados del avance de la sequía, los incendios locales y aumento del comercio ambulante. Que la atención sigue puesta en los avances para la construcción del Paseo del Mar en el sector del muelle Barón, del Hospital Marga Marga y del nuevo borde costero con la ciclovía más grande de la región entre Viña del Mar y Concón. Además, de saber quién será el futuro o futura gobernadora, luego de la renuncia de la alcaldesa de Olmué (¿Se acordaba que esos eran nuestros problemas?).

De igual forma, y centrados en el ámbito deportivo, deberíamos mostrar imágenes de la final de la Copa Libertadores, como si hubiese sido disputada en el Estadio Nacional. A Universidad Católica celebrando otra estrella, Universidad de Chile lamentando su segundo descenso de la historia y Santiago Wanderers, otra vez, retornando a la primera división del fútbol chileno.

En este mismo caso, tendríamos que evitar que diera una vuelta por el centro de Valparaíso, Viña del Mar y Santiago. Si lo viera, lo más seguro es que creería que fuimos víctimas de un ataque o de una guerra ¿Cómo explicar que el daño lo provocaron los mismos chilenos?

Igualmente, habría que prohibir que viese las redes sociales. Bastaría una breve revisión para pensar que nos volvimos locos o que fuimos víctimas de otro virus peor que el coronavirus, llamado odio.

En fin, cómo explicarle que ya no se pueden dar besos, la mano o abrazos. Que las clases ya no son presenciales, sino online. Y que ya no se puede salir a comer, ni siquiera un completito, a un local. Que están suspendidos todos los viajes, los congresos internacionales, los eventos deportivos, incluidos los Juegos Olímpicos de Tokio. Que en el Coliseo de Roma, la Quinta Avenida de New York, la Torre Eiffel y el Big Ben ya no circulan turistas, ni habitantes locales. Que las principales calles del mundo, como lo mostraban las películas de ciencia ficción, están prácticamente vacías.

Tarde o temprano, habría que decirle que todo aquello que habíamos planificado se esfumó, como un sueño. Que el mundo ya no es el de antes y que los chilenos, como había ocurrido hace casi cuarenta años, volvimos a dividirnos. Y que, finalmente, cuando volvamos a la normalidad, si es que se puede hablar de ella, tendremos mucho, muchísimo trabajo por delante para lograr una reconstrucción económica y, sobre todo, social.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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