Fondo mixto en las donaciones

11 de Julio 2019 Columnas

Señor Director:

Los altos niveles de filantropía que muestran los países anglosajones han surgido en un marco legal que combina simplicidad en el proceso de donar, con incentivos y libertad de decisión para los donantes sobre el destino de sus aportes, entendiendo que sus obligaciones están en el pago de impuestos generales. Con todo, la concentración de donaciones en un grupo de instituciones donatarias tiende a generarse en estos países al igual que en Chile. Pero este desafío lo enfrentan con políticas públicas que van a la base del problema.

En Irlanda existe el Social Innovation Fund, donde por cada euro donado, el Estado agrega otro, y los recursos son concursables entre las organizaciones donatarias para llenar el vacío de financiamiento a la innovación en la sociedad civil. El Arts Council de Inglaterra, por su parte, entrega fondos “catalíticos” para que las organizaciones desarrollen su estrategia de fundraising.

En Chile, en cambio, tal como consignaba Artes y Letras de “El Mercurio”, la discusión parlamentaria va encaminada a complejizar más aún el sistema de donaciones, proponiendo un fondo ciego, mixto y obligatorio en la ley de donaciones culturales. Cabe preguntarse si cuando una institución se adjudique estos recursos, ¿logrará subsanar las falencias que le impiden levantar donaciones o estará, al año siguiente, nuevamente postulando al fondo?

La experiencia del fondo mixto en la ley de donaciones con fines sociales ha demostrado que esta solución es inútil para generar capacidades de fundraising, visibilidad y demostración de impacto, factores que influyen en conseguir donaciones. Además, cuando fue obligatorio, redujo significativamente las donaciones, mostrando la sensibilidad de los donantes cuando se coarta su libertad de decisión. Las soluciones simplistas pueden terminar por generar más costos que beneficios al financiamiento de las organizaciones.

Publicada en El Mercurio.

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