El día del profesor

17 de Octubre 2021 Columnas

El 16 de octubre se celebra el día del profesor en Chile. La elección de la fecha, vaya paradoja, fue a propósito de la fundación del Colegio de Profesores, cuyo rol ha sido fuertemente cuestionado durante este último tiempo.

Mientras el Colegio, como organismo, pareciera entrampado en la lucha política, los profesores se han tenido que adaptar a las nuevas circunstancias para seguir haciendo clases sin abandonar a los estudiantes.

La pandemia nos puso a prueba y fue la tecnología la que permitió salvar la crisis, aunque con un costo personal muy alto. Virtualmente, los alumnos se metieron en nuestras casas, hubo que lidiar con ellos, nuestros hijos, los ladridos de los perros, la chicharra del citófono y con muchas pantallas apagadas que nos llenaban de frustración al final de cada jornada.

El lado bueno es que, si en algún momento se preveía que a través de la tecnología se iba a poder prescindir de los profesores, la crisis demostró lo difícil que es para los alumnos estudiar solos y la necesidad de que los maestros seamos mediadores y guías en este proceso.

En esta línea, vale la pena repasar el estudio de Ken Bain respecto a lo que hacen los mejores profesores universitarios. Aunque la investigación se hizo en la educación superior, también resulta válida para todos los profesores en general.

Lo primero, antes de elaborar falsas expectativas para quien crea que va a encontrar la clave del éxito, es que no hay una fórmula o receta única. Esta desilusión se compensa advirtiendo que la capacidad docente es algo que se forma a lo largo del tiempo y que aquellos que son considerados como los mejores profesores, no nacieron siéndolo. Sí, en cambio, transformaron cada uno de sus fracasos en lecciones positivas, volcando su esfuerzo en ayudar a los estudiantes a aprender y crear las condiciones para que desarrollen su máximo potencial.

Dice Ken Bain: “Las personas que hemos investigado intentaban evitar los motivadores externos -notas- y fomentar los intrínsecos, empujando a los estudiantes hacia objetivos de aprendizaje y a una orientación de dominio”. Y agrega: “Ellos dejaban a los estudiantes tanto como les era posible sobre su propia educación, y mostraban un gran interés en su aprendizaje y una enorme fe en sus capacidades”.

A partir de estas recomendaciones y en vista del cariz político que ha ido tomando el Colegio de Profesores, resulta imperativo revisar la fecha en que se celebra el día del profesor y buscar otra que sea más representativa, significativa e inspiradora. Propongo el 7 de abril. Ese día, un lejano 1889, nació en Vicuña una mujer humilde que fue bautizada como Lucila Godoy. Aunque la mayoría la conoce como Gabriela Mistral y la identifica con su rol de poetisa, tuvo una destacada labor engrandeciendo la educación. Profesora rural, fue excluida de la Escuela Normal que formaba a los docentes. A pesar de esto, convalidó sus estudios para habilitarse como profesora de Estado con la resistencia de sus colegas que la discriminaron por no haber pasado por una Escuela Normal o el Instituto Pedagógico.

La experiencia en la sala de clases le permitió escribir sobre educación y participar en la reforma educacional que se hizo en México. Su sentido común, experiencia y amor por la pedagogía, coincide con cada una de las prácticas que recoge el libro sobre los mejores profesores.

Bain cuenta que, cuando se inicio su investigación, había que partir preguntando a los alumnos quiénes los habían marcado. Ninguno de los estudiantes habló de materia o contenidos, sino de aquellos profesores que habían cambiado sus vidas. Hacia esto mismo apuntaba Gabriela Mistral al destacar lo trascendente que puede llegar a ser la labor que desempeñamos:

“Cuando yo he hecho una clase hermosa, me quedo más feliz que Miguel Ángel después de Moisés. Verdad es que mi clase se desvaneció como un celaje, pero es solo en apariencia. Mi clase quedó como una saeta de oro atravesada en el alma siquiera de una alumna. En la vida de ella, mi clase se volverá a oír, yo lo sé. Ni el mármol es más duradero que este soplo de aliento si es puro e intenso”.

¡Feliz día a todos los profesores!

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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