El desastre político italiano

9 de Septiembre 2019 Columnas

Desde que soy adolescente no tengo memoria de un periodo donde, al mirar el noticiero de la tarde, mis padres no se sintieran escandalizados por lo que estaba pasando. Estamos hablando de los tiempos de la crisis de “Mani pulite”, cuando en los 90 en Italia se descubrió que el tamaño de los sobornos al gobierno por empresas nacionales y extranjeras superaba los 4 billones USD.

El resultado fue que los italianos echaron a Craxi del poder lanzándole monedas al grito de “Prendi anche queste”. Desde ese entonces, los italianos hemos pasado por una montaña rusa política que daría escalofríos al más experto de los pilotos aeronáuticos. Como si no fuera suficiente Berlusconi, con sus fiestas “Bunga Bunga” de las que él definió sus “admiradoras” (prostitutas, algunas menores de edad) y sus íntimas relaciones con el crimen organizado. En el presente nos vemos representados por el más explícito de los populismos posibles.

El “Movimento 5 stelle” (m5s), creado por un comediante de teatro (condenado por homicidio por accidente vehicular) y liderado por di Maio (quien antes de ser nombrado vicepresidente, trabajó en la empresa del padre, posiblemente en negro, y vendió bebidas en el estadio del Napoli), juntó fuerzas con la “Lega”, fundada por Bossi (condenado por evasión fiscal) y liderado hoy en día por Salvini. En poco tiempo este partido se convirtió en la cara principal de la extrema derecha italiana.

Los vicepresidentes, líderes de sus propios partidos, en coalición bajo un presidente neutral: el Profesor Conte.

Basta con decir que este presidente fue humillado en el parlamento europeo por Verhofstadt, quien lo definió una marioneta controlada por sus vices, para darles una idea del carácter y la presencia de nuestro Primer ministro. El m5s luchó incesantemente para implementar el “Reddito di cittadinanza” (un subsidio para los ciudadanos sin trabajo), lográndolo finalmente con una conferencia de prensa cómica en la que di Maio anunció la abolición de la pobreza en Italia. La Lega lo hizó peor.

Salvini, vendiéndose como patriota italiano antagonista al control de Bruxelles, decidió cerrar los puertos italianos a las naves de inmigrantes mediterráneos en fuga de las condiciones desastrosas de sus países. El resultado fue la muerte (en poco más de un año) de más de mil inmigrantes ahogados en el mismo mar que me enseñó a nadar, muchos de los cuales eran niños.

Cuando la Lega se hizo lo suficientemente fuerte en las encuestas, Salvini decidió causar una crisis de gobierno para forzar el voto y gobernar solo. El momento fue estratégicamente decidido, justo antes que el Gobierno tuviera que varar la reforma fiscal y salvarse de una posible sanción europea.

Seguro de ir a las urnas y tomar “Pieni poteri”, como Mussolini pidió antes que él, no tomó en cuenta que el m5s le pidiera a la oposición, el Partido Democratico (PD), una alianza para permanecer al gobierno. Un error político de principiante que podría salvar el país, “solo Dio lo sa” como dirían en el Vaticano.

Publicada en La Tercera.

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