Argentina y Chile, unidos por Alberdi

1 de Julio 2024 Columnas

Asumo que la mayoría de los que lee este diario ha recorrido no una, sino muchas veces la Avenida Argentina. Sin embargo, supongo que pocos han puesto atención al monumento que está al final de esta avenida y menos son los que conocen a quién hace referencia. Se trata de una obra en recuerdo del argentino Juan Bautista Alberdi y su prolífico paso por Valparaíso.

Menciono este monumento porque el día 19 de junio se cumplieron 140 años de su fallecimiento y este hecho fue conmemorado por el consulado argentino ante la presencia de algunas autoridades y de quien escribe, que fue cordialmente invitado.

Desde la llegada de Alberdi a Valparaíso, el tucumano fue acogido por la élite intelectual de la época y El Mercurio lo incorporó como colaborador. El argentino fue testigo de un puerto que comenzaba a dar sus primeros pasos en la apertura al mundo, siendo los inmigrantes un elemento esencial en el desarrollo económico de la ciudad.

El mejor ejemplo era el estadounidense William Wheelwright. Fundador de la primera compañía de vapores, impulsor del primer ferrocarril, de la introducción del telégrafo y de la primera compañía de bomberos, por nombrar algunos de sus logros. El norteamericano era la evidencia de lo que podían hacer los extranjeros en beneficio de una ciudad y un país.

De ahí que la obra más famosa e importante del argentino, “Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina”, escritas en el puerto en 1852, se haya transformado en la piedra angular de la constitución que, hasta el día de hoy, rige en Argentina. Parte del texto está inspirado en la Carta Magna que organizaba a Chile desde el año 1833, como también algunas prácticas de aquellos años, como los beneficios entregados a los extranjeros para que pudieran impulsar sus negocios.

El recuerdo de Alberdi llega además en un momento relevante en las relaciones entre ambos países a raíz del incidente de la instalación de unos paneles en suelo chileno. El argentino criticó la forma en que se escribía la historia de los países de Sudamérica porque se centraba en los conflictos internacionales y los héroes de guerra, lo mismo que las estatuas. De ahí que abogaba por que hombres como Wheelwright fuesen parte de ese relato histórico, ya que que, a través de proyectos como el ferrocarril, se podían borrar las fronteras y unir a los países.

Para tranquilidad de Alberdi, tanto Wheelwright como él tuvieron sus respectivos monumentos en el puerto. El del estadounidense, al frente de la Aduana, y el del argentino, en la avenida que luego llevaría el nombre de su patria en honor al aporte de él y sus compatriotas en el siglo XIX. La ubicación del monumento a Alberdi no era casual. A pocos metros del Seminario San Rafael de Valparaíso, en ese lugar estuvo la casa que habitó Alberdi por varios años. Ahí se inspiró para redactar las famosas Bases y más de 200 artículos que publicó en Chile.

Después de haber estado en el lugar donde se emplaza el monumento en honor a Alberdi, en un día de feria, y de dar una vuelta por Valparaíso, siendo testigo de un robo, surge la pregunta de si el puerto, así como está ahora, podría ser inspiración de algo bueno o un ejemplo para otra ciudad, tal como sucedió con Alberdi y las Bases. Me temo que no.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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