Adiós a la transición

1 de Noviembre 2016 Noticias

Los sorprendentes resultados de las elecciones municipales abren una serie de nuevas miradas y conclusiones. Quizás la más relevante de todas es que el chileno ya no se siente atrapado por una dicotomía de izquierda o derecha. La ciudadanía ha superado los parámetros de la Guerra Fría o del plebiscito de 1988 acerca del “Sí” o del “No” y se siente libre de escoger lo que siente es mejor para el país. Nuestro país ha dejado atrás la Transición. Interpretaciones forzadas ya no tienen cabida y, si bien es cierto que se quieren profundas modificaciones a diversos procesos y servicios, está claro que la mirada que este Gobierno intentó aplicar no funcionó. No hay un rechazo estructural al sistema en su conjunto, sino que lo que se quiere es modificarlo y adaptarlo, no eliminarla.

Una generación completa de nuestra clase política parece no querer, o siquiera, poder entender que la ciudadanía ya no vota ideológicamente y que está dispuesta a votar de manera alterna por uno u otro bloque según considere más conveniente. Incluso más, el voto voluntario parece sugerir que sectores enormes de la ciudadanía no están dispuestos a salir de su casa si no siente que le están ofreciendo algo que vale realmente la pena; simplemente no sale a votar.

Este nuevo escenario tiene aspectos positivos, particularmente el que la ciudadanía no se siente amenazada estructuralmente y no está dispuesta a comulgar con ruedas de carreta. Esta es una bienvenida normalidad después de décadas de una eterna Transición que vio envejecer no solo a una, sino a dos generaciones políticas completas. La parte oscura, por su lado, es que el sistema político parece no ser capaz de comprender eso, y cosecha un rechazo expresado en la masiva abstención. Ese es un problema que realmente representa un horizonte muy oscuro respecto al que hay que hacer algo y pronto.

Una lectura más amplia son las consecuencias de una situación así. El Gobierno de la Presidente Bachelet queda en una situación incluso más incómoda que la que se encontraba hace un par de días. El cúmulo de errores no forzados y expresiones desafortunadas no resiste más. Lamentablemente, ya no le queda mucho campo de maniobra. Si la tentación del desmarque era potente ayer, puede ser casi irresistible mañana.

Qué van a hacer los partidos de la Nueva Mayoría ante esta escena es dramática. No solo la próxima elección parlamentaria estrena nuevos distritos, sino que, al ser un sistema proporcional, tiene más que ver con la Campaña Municipal que antes y el mensaje es poderoso en el sentido de lo que arriesgan

Para la derecha el mensaje también es contundente. La ciudadanía que sigue una sensibilidad de su sector exige posiciones claras y coherencia, así como organización.

Un Chile algo diferente, siguiendo el cliché, es el que amanece mañana. Y los análisis serán muy interesantes, sin dudarlo. La carrera parlamentaria y presidencial promete ser interesantísima. Queda mucho por hacer.

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