A diez meses del 18 de octubre

16 de Agosto 2020 Columnas

Después de casi trescientos días de los acontecimientos ocurridos el 18 de octubre, resulta necesario seguir analizando lo sucedido. Hacer un esfuerzo intelectual que vaya más allá de la caricatura y miradas partidistas. Mientras no seamos capaces de hacer un análisis adecuado, difícilmente podremos salir de la crisis en que estamos. Con este fin, quiero referirme a dos explicaciones sobre lo acontecido que surgen de intelectuales formados en la región de Valparaíso. La primera corresponde al filósofo y analista Daniel Mansuy y la segunda a Eduardo Cavieres, premio nacional de Historia.

Mansuy escribió un interesante trabajo antes del 18 de octubre, pero que de igual forma, permite comprender esa disociación que existe entre los logros objetivos alcanzados durante los últimos treintas años y la percepción contraria en gran parte de la sociedad.

“Nos fuimos quedando en silencio” es el nombre de la obra que publicó el 2016, donde realiza una interesante revisión de los últimos cuarenta años. Un ensayo que entrega una respuesta intermedia entre las visiones de la derecha, personificada por Axel Kaiser y la izquierda, representada por Fernando Atria.

Según Mansuy, uno de los problemas a los que nos enfrentamos surgiría a raíz de de que los beneficios económicos derivados del modelo implantado por los Chicago Boys, en tiempos de dictadura, fueron continuados por la Concertación en una postura doble, “rayana en la hipocresía: se convergía con el régimen sin reconocerlo”. Se seguía una política económica en continuidad los militares, pero eso se negaba en el discurso. Este es uno de los silencios que le da sentido al título de libro y que se acabó cuando asumió el primer gobierno de derecha, luego de 20 años: “De algún modo la Concertación arrojó sobre el gobierno de Sebastián Piñera toda la rabia acumulada contra sí misma (…) contra su propia aceptación silenciosa (y profundización) de los mecanismos de mercado”. Todo esto, sin ponderar ni preguntarse sobre los efectos que tendría en el largo plazo. El 18 de octubre pudimos ver las consecuencias.

Otro de los puntos clave analizados por Mansuy, la educación, nos conecta con el otro trabajo que me parece digno de atención, el de Eduardo Cavieres, titulado “Octubre 2019”.

Mansuy indica que ningún gobierno tomó en serio a la educación y Cavieres profundiza en este fenómeno. El premio nacional de historia considera como una de las principales causas de la “convulsión social”, como prefiere llamar a los hechos del 18 de octubre, “el fracaso de la educación pública de las últimas tres décadas (…) profesores que enseñan por obligación y estudiantes que no quieren estudiar”. Los estudiantes (secundarios y universitarios), agrega, han sido parte del problema y, en términos puramente educacionales, en nada agentes activos de la solución del mismo”. El alumnado, señala de forma categórica más adelante, “se está disparando en los pies”.

A modo de síntesis, me quedo con el esfuerzo intelectual que sugiere Mansuy para aproximarnos a la realidad asumiendo su carácter multiforme y con el llamado del profesor Cavieres a evitar la pasividad, la indiferencia y seguir el pensamiento crítico, la repulsa a la injusticia y soñar con un futuro mejor.

A partir de estos interesantes diagnósticos, ¿qué puede hacer Sebastián Piñera en el poco más de un año que le resta de gobierno? Uno de los caminos sería hacer un giro en 180º grados de todo lo que se ha hecho en los últimos cuarenta años en términos de educación. Primero, saldar la deuda histórica con los profesores. Segundo, iniciar una reforma de la educación que tenga como centro a los profesores y la formación integral de los alumnos. Y, por último, elevar de forma significativa el salario de los profesores, para dignificar la profesión, evitar la deserción por falta de incentivos y mejorar la valoración social del rol docente.

Aunque es uno de los caminos frente a tantos problemas, un proyecto de estas características, dignificaría la educación pública y la mejoraría en términos estructurales, sino que además permitiría a Piñera ocupar un sitial dentro del selecto grupo que hicieron algo, de verdad, por la educación en Chile.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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