Los que encabezan las encuestas a 18 meses de la presidencial, suelen ganarla. Desde el retorno de la democracia, nuestras elecciones presidenciales han sido predecibles. Podría argumentarse que la elección de 2021 marca un cambio en la tendencia, y que, de ahora en adelante, serán impredecibles.
"Neiman implora que la izquierda vuelva a ser progresista en el sentido clásico: que valore los innegables avances en justicia social y abandone la actitud de lloriqueo permanente, el patrullaje obsesivo de ofensas, y la arqueología de injusticias pasadas como si todo lo anterior fuera sucedáneo de un proyecto político. Pero es difícil que la nueva izquierda, a estas alturas, le haga caso".
Nadie tiene la voluntad ni las ganas ni el capital para promover una tercera instancia con las características que han tenido los dos últimos, es decir, con órganos especialmente elegidos con el propósito expreso y exclusivo de redactar una nueva carta magna. Nadie.
No le haría mal a la sociedad chilena un empate así caracterizado. Se aprende más en la derrota que en la victoria, se sacan más lecciones en el fracaso que en el éxito.
"Si la propuesta constitucional se ofrece como un acuerdo transversal que incorpora a todo el espectro político relevante, incluyendo a la “izquierda radical”, la gente la votará en contra porque sospecha de cualquier cosa que venga del establishment".
"Nuestra fortaleza institucional sigue siendo significativa en el contexto latinoamericano. Es importante ver las cosas en perspectiva. Pero esa fortaleza solo aleja el peor de los escenarios: el temido retroceso democrático".
"Boric tiene claro que una cosa es el avance de sus ideas sustantivas y otra distinta es la continuidad institucional de la república. En corto, Boric entiende que el torneo es más importante que su equipo. A veces los árboles no dejan ver el bosque. Pero si adoptamos la perspectiva necesaria, veremos que la cosa es mejor de lo que parece".
"Las buenas noticias en el frente económico parecen estar vinculadas a la derrota del proyecto refundacional que presentó la Convención Constitucional, que el ecosistema gobernante apoyó sin matices".
"En esta nueva campaña, la izquierda tendría que desprenderse del relato fragmentario de las identidades oprimidas y la cantinela de la interseccionalidad, para conectarse con la gran identidad chilena, aquella que -teóricamente- nos une en lugar de dividirnos".
"Lo que necesitamos -al menos en la etapa de los expertos, lo otro lo decide la democracia- es cabezas que piensen el problema constitucional en un sentido sistémico y, a riesgo de esoterismo, políticamente holístico".