El testimonio como fuente de sanación e inspiración

22 de Noviembre 2022 Noticias

A los diez años, Belén Soto era ya conocida por todo Chile, cuando protagonizó la teleserie Papi Ricky, por la que incluso ganó el Copihue de Oro a mejor actriz. Pero cinco años más tarde, poco quedaba de esa niña y de esa felicidad que traspasaba la pantalla. En plena adolescencia, vivió una de las etapas más complejas de su vida, tras adentrarse en una relación tóxica con un hombre que le doblaba en edad.

La también joven actriz –con quien finaliza la séptima temporada del Programa de la Escuela de Comunicaciones y Periodismo UAI, Región F- asegura durante su entrevista que las nuevas tecnologías son importantes a la hora de democratizar el conocimiento, pero también “son un arma de doble filo. Existe una gran rivalidad en las redes sociales, especialmente entre nosotras mismas”.

Cuando logró salir de allí, decidió plasmar esa dura experiencia en su primer libro, “No te lo mereces”, el que ya va en su segunda edición y se ha convertido en éxito de ventas. Su testimonio le ayudó a sanar, pero por, sobre todo, le permitió intentar ayudar a otras adolescentes y mujeres, hablando sin tapujos de relaciones tóxicas y abusivas, vínculos saludables, feminismo, trastornos alimenticios, entre otras temáticas que además trata en su Instagram, ante más de un millón de seguidores.

Aquello no fue todo. En 2020, publicó otro escrito, “Mujer power”, y ganó el premio Influencer Latino de E! People Choice Awards. Hoy, nos acompaña para cerrar esta séptima temporada de Región F y cuenta detalles de su lucha –desde la experiencia- por evitar que otras chicas vivan lo que ella sufrió.

En esa línea, para la actriz, la “educación sexual integral” es esencial a la hora de evitar relaciones tóxicas y abusivas. Pero aquello también comienza por casa: “Es fundamental poder conversarlo. Yo también les echaba la culpa a las escuelas, a los colegios, a las universidades […] No es fácil hablarlo, pero te das cuenta que ahí es donde parte”, asegura.

De hecho, recuerda su época escolar, en la que “se le daba mucha más prioridad a la sexualidad masculina”, pues recién en segundo medio se hablaba de “la erección del hombre, pero no del clítoris o del orgasmo femenino”. En ese sentido, afirma que su generación buscaba respuestas en lugares inadecuados: “Estábamos aprendiendo del porno, que primero, es ficción. Y, además, sexualiza a la mujer como una sumisa del hombre y uno crece con ese pensamiento. Ese fue una de mis grandes errores en relaciones anteriores”, admite.

Pero no es el único problema que trae este tipo de “aprendizaje” y la exposición a internet, aclara la escritora. También influyen en la percepción de los cuerpos propios y ajenos, pues asegura que los internautas son “los primeros que te hacen ver que estás gorda o que estás flaca”.

Revisa la entrevista completa aquí.

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