La realidad de los campamentos en cuarentena

La presidente del comité Bellavista del campamento Manuel Bustos denuncia desconexión entre la clase política y los problemas cotidianos de sus representados, agravados aún más en el contexto de cuarentena. A su juicio, las autoridades “se pelean por pequeñeces”, mientras los vecinos “no tienen para comer”.

Viña del Mar es la ciudad chilena con mayor cantidad de campamentos de nuestro país. A las dificultades cotidianas que implica vivir en estos asentamientos –acceso a los servicios básicos, calles sin pavimentar, distancia de los centros médicos y comerciales, hacinamiento, y un largo etc.- hoy se suma la pandemia. Porque el confinamiento sí discrimina. Bien los sabe María Medina, una de las 3.173 personas que de acuerdo al censo de 2019, vive en “El Manuel Bustos”, el campamento más grande de nuestra larga y angosta faja de tierra. Aunque según los propios registros de esta dirigente social, serían más de 5000 los vecinos que lo habitan.

Medina ha luchado, incansablemente, por mejorar las condiciones de vida de sus representados. Los pendientes, dice, son demasiados; tantos que cuesta priorizar. Sin embargo no duda en identificar el más duro de los flagelos: “la situación más grave es el no tener la comida. Porque si bien, una caja de mercadería de las que entregaron alcanza para una familia de tres a cuatro personas; para una de 12, dura apenas el día”, denuncia.

Lejos de desmotivarse, son precisamente esas las realidades que la movilizan; participó en la creación de tres comedores para dar respuesta a “las familias más desesperadas” cuya situación se arrastra “desde el estallido social”; coyuntura que, como se apresura en explicar, elevó exponencialmente los niveles de cesantía en el campamento. Y continúa su relato desde la impotencia: “me dio mucha pena ver cómo mis vecinos corrían detrás de una camioneta para que les entregaran mercadería”.

-¿Hubo descoordinación de las autoridades, falló el cálculo?

– “En un principio se dijo que se iba a repartir casa por casa; una caja por terreno, independiente que vivieran allí una o tres familias. Pero llegamos acá y nos indican que tenemos que entregar solamente a quienes estén inscritos en el comité.

Mientras, dice, los políticos siguen preocupados por nimiedades totalmente al margen de la necesidades reales del campamento: “¿Qué importa de dónde sean las cajas?, ‘no es que vienen del Gobierno central, que las mandó el Presidente, que las está entregando la municipalidad, no, el Core’. Se pelean por pequeñeces. ¿Y la grandeza de poder entregar? Se está haciendo un uso político las cajas de alimento. Ya lo sabemos”, ejemplifica.

 María Medina fue la sexta invitada al programa Región F, iniciativa conjunta de la Escuela de Comunicaciones y Periodismo de la Universidad Adolfo Ibáñez, con sus medios asociados, «Soy Valparaíso» y «La Estrella».

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