Propiedad intelectual y libre competencia

11 de Mayo 2020 Noticias

Abogados y economistas se reunieron a discutir acerca de la fricción existente en la coyuntura de la libre competencia y la propiedad intelectual, en un coloquio organizado por el Centro de Competencia (CeCo) de la UAI, realizado vía Zoom ante más de 250 personas. Felipe Irarrázabal, ex Fiscal Nacional Económico y director del CeCo, fue el encargado de moderar el encuentro titulado “Libre competencia y propiedad intelectual: fronteras y tensiones” del que también participaron Alexander Galetovic, economista y senior fellow UAI, Juan Cristóbal Gumucio, socio y líder del área de libre competencia del estudio Cariola Diez Pérez-Cotapos y Maximiliano Santa Cruz, socio director del estudio Santa Cruz IP y ex director del Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI).

El rector Harald Beyer dio la bienvenida, comentando acerca de los cuestionamientos que Friedrich von Hayek se hacía respecto al tema en The Constitution of Liberty – considerado uno de los libros de no ficción más importantes del siglo XX – cuando, hace 60 años, ya reflexionaba acerca de propiedad, monopolio y competencia.

Tras palabras introductorias del director del CeCo, Maximiliano Santa Cruz se refirió a las distintas categorías que comprenden el sistema de propiedad intelectual (PI), planteando que, si bien las patentes protegen invenciones, no son derechos absolutos. Asimismo, explicó que el sistema de propiedad intelectual internacional comenzó en 1883 tras el Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial, habiendo hoy 26 tratados internacionales administrados por la OMPI (agencia de la ONU) que regula la propiedad intelectual y el comportamiento de los países en cuanto a protección y derechos de autor, destacando que es un sistema con altos estándares de protección, “sobre todo desde 1995 tras el nacimiento de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que dio paso al acuerdo de PI más importante que existe hasta hoy. Además, con la oleada de tratados de libre comercio que han surgido desde el año 2000, se ha aumentado la protección”.

En base a lo anterior, el abogado comentó que, si bien hay similitudes entre PI y competencia, hay muchas diferencias, sobre todo dadas porque la competencia no tiene regulaciones y no está sujeta a normas ni tratados, quedando sujeta a la legislación de cada país. Así, concluyó que si bien la PI busca monopolios y la competencia busca abrir mercados, ambas persiguen más o menos los mismos objetivos: el correcto funcionamiento del mercado y el incentivo de la competencia y que “la propiedad intelectual no es absoluta, admite ciertos límites y debe tener un equilibrio”.

Desde una mirada netamente económica, Alexander Galetovic expresó que la tensión entre libre competencia y propiedad intelectual (PI) proviene del mal entendido de que, al permitir excluir, la PI genera monopolios, confundiendo exclusión con inexistencia de sustituto. A su juicio, las veces que la propiedad intelectual restringe las posibilidades de competir, son muy limitadas ya que las patentes raramente confieren exclusividades y más bien defienden ciertas ventajas competitivas de la copia, “pero no crean monopolios porque hay muchos medios para lograr el mismo fin y lo que protege la patente es el medio y no el fin”. Asimismo, aseguró que cuando se mira la literatura de los negocios, se ve que la propiedad intelectual es un intangible, un activo, lo que generalmente escapa del radar de los economistas y los abogados, siendo que es uno de sus roles principales y que no tiene relación con la libre competencia. Finalmente, el académico concluyó que, en un mundo que funcione bien, la propiedad intelectual y la libre competencia deberían toparse muy rara vez y circunstancialmente; “el mal uso de la PI va a ser bastante craso y evidente; no es necesario ser demasiado sutil para saber cuándo se está usando de forma anticompetitiva”.

En última instancia, Juan Cristóbal Gumucio manifestó que, como habían planteado los otros dos panelistas, es posible que exista una falsa dicotomía entre LC y PI, porque “la propiedad intelectual ha buscado generar un equilibrio razonable entre exclusividad y acceso y por el lado de la libre competencia también hay un foco en que no todo sea competencia en la cancha, sino que también haya innovación”. A su juicio, es relevante para le ley de competencia, que se innove, que vayan surgiendo mejoras en los productos y eventualmente más productos. En su opinión, tanto la LC como la PI buscan el equilibrio al que se referían los panelistas anteriores, pero – a diferencia de la propiedad intelectual, que ha buscado generar ciertos límites – la libre competencia deja mucho espacio para la interpretación y la discrecionalidad.

Según Gumucio, si la LC entra de forma muy agresiva a regular situaciones que le parecen injustas, puede acabar con los incentivos. En esa línea, se mostró de acuerdo con Galetovic en que las leyes de PI no otorgan monopolios ya que existen muchos sustitutos. Eso sí, admitió que pueden existir casos, aunque advirtió que “si alguien inventa algo que es tan exitoso que se convierte en monopolio, no se debe sancionar simplemente porque se está cobrando muy caro, porque eso es parte del incentivo por haberlo inventado y después van a entrar competidores al mercado”. Finalmente, se refirió a los casos en que la LC debe involucrarse en el ámbito de la PI y limitar derechos. Al respecto comentó que debe hacerse la distinción entre uso y abuso; “hay que analizar más allá y ver si hay algún tipo de abuso del derecho, alguna especie de sham litigation o algo que en la intencionalidad de cómo se está ejerciendo ese derecho, está distorsionando los objetivos para los cuales fueron concebidos estos derechos de PI”.

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