Cada 17 de mayo se conmemora la eliminación de la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales por parte de la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud. Así, desde 1990 este día se convierte en un hito importante para el desarrollo de la inclusión y no discriminación.

Actualmente la diversidad sexual y de género es una realidad sociocultural que insta a modificar lenguaje, actitudes y comportamientos para educar desde el respeto y generar inclusión fundada en el valor de la diversidad. Por eso, la Escuela de Psicología ha introducido -en sus diversos programas- cambios concretos respecto a este tema.

Formando profesionales conscientes

En el curso de Desarrollo I y II que cursan estudiantes de primero y segundo año de la carrera,  dictado por la profesora Josefina Escobar, se aborda la evolución de la identidad en niños y adolescentes. La académica ha incorporado lecturas y trabajos prácticos para involucrar a los estudiantes en estas temáticas: “la diversidad respecto a estructuras familiares, orientación sexual, identidad de género es una realidad social de la que los alumnos como futuros profesionales de la salud deben conocer”, comenta.

La investigadora encontró la necesidad de profundizar en estos temas debido a los estereotipos de género que se alcanzan a entrever en algunos de los textos que se revisan, por eso, indica que “como docentes de la escuela declaramos buscar el desarrollo de pensamiento crítico en nuestros alumnos, y dentro de esto el poder cuestionar prejuicios que están a la base de algunas creencias o estereotipos de género me parecen fundamentales”.

Otro ejemplo de esta medida es el que realiza la exalumna de la Escuela, Isidora Paiva, quien encontró un vació en la malla mientras estudiaba, situación que la llevó a conversar con los profesores quienes le ofrecieron la posibilidad de crear un electivo clínico que llenara ese vacío: “diseñé de manera integral incluyendo los distintos tipos de diversidades: sexual, migración, personas en situación de discapacidad”, cuenta.

De esta manera, los estudiantes de cuarto año tienen dentro de su malla el ramo “Inclusión, diversidad y derechos humanos”, que dicta Paiva. “El curso incluye esos tres ejes, con el propósito de entregar un lenguaje inclusivo básico para desenvolverse en cualquier ámbito, sumado a entregar herramientas e intervenciones concretas para lograr la inclusión desde una postura de Derechos Humanos”, concluye.

Convenios y programas a la vanguardia

El Magíster en Psicología Clínica (MPC) busca desarrollar competencias clínicas como la capacidad del futuro tratante de vincularse, comprender y relevar las necesidades de sus consultantes, y también, comprender temáticas psicosociales emergentes. En este sentido, Fernanda Díaz, directora del MPC acota que “aún hay pocos profesionales capacitados para enfrentar estos temas desde una perspectiva de derechos y de género”.

Así, se introdujeron prácticas asociadas a instituciones que trabajan con problemas de género, así como capacitaciones para enfrentar las dificultades que viven personas LGTBI+. “Por otro lado, grupos de exestudiantes han creado asociaciones de profesionales expertos en estos temas, por lo que también nos gustaría que se constituyera a futuro en una línea de investigación”, comenta.

Por otra parte, el Centro de Estudios y Atención a las Personas (CEAP UAI), tiene amplios convenios con instituciones y fundaciones que apoyan la diversidad en todas sus formas y sus profesionales atienden a personas del eje LGBTI+.

Ruth Weinstein, directora del CEAP UAI cuenta que “aquí son atendidos desde un enfoque de aceptación de la diversidad y les ofrecemos un lugar seguro y protegido, donde no serán discriminados. Se les atiende como personas que solicitan atención terapéutica sin juzgarlos ni imponerles nada”.

Weinstein además, dirige el Diplomado en Técnicas Proyectivas, que al ser un programa de psicodiagnóstico está actualizándose en materia de género y diversidad, pues “además de enseñar a despatologizar la diversidad sexual y los alumnos deben poder reconocer indicadores de depresión y angustia en estas personas que son discriminadas”.