La Escuela de Gobierno, la Escuela de Comunicaciones y Periodismo y la Facultad de Derecho de nuestra Universidad , en coordinación con el GobLab, lanzaron la publicación “Senador Virtual: 16 años de CrowdLaw en el parlamento chileno”. Los investigadores expresan en el documento un análisis de la herramienta, además de entregar sus recomendaciones para mejorar la plataforma digital de participación ciudadana, que desde el viernes 26 de junio tendrá una nueva versión, denominada “Congreso Virtual”.

La herramienta Senador Virtual nació en el año 2003 y permite a todas las personas que tengan un email participar y ser parte de los debates legislativos previo a las votaciones en sala. Esta plataforma permite acceder a los proyectos en detalle, votar por sus ideas fundamentales y formular una opinión sobre los mismos. Con toda esta información, se genera un informe que es presentado a los senadores antes de las votaciones en las comisiones respectivas.

La investigadora y docente de la Facultad de Derecho, autora del documento, Mayra Feddersen, explica que la publicación es un aporte para la sociedad porque “analiza en profundidad una experiencia de participación ciudadana que ha estado operando por 16 años. Además, demuestra que el Senado se puede vincular con la ciudadanía de una forma seria, recopilando puntos de vista y escuchando a las personas”, expresa. La académica también es clara en señalar que la plataforma Senador Virtual “es un canal complementario al proceso legislativo como tal”.

Entre los hallazgos de la investigación se encuentra que la plataforma se constituye en una esfera pública civilizada, donde se plantean opiniones respetuosamente, a diferencia de otras plataformas de acceso abierto como Twitter. De hecho, menos del 1% de los comentarios fue eliminado por los moderadores de la plataforma.

El desafío que tiene esta herramienta de participación ciudadana, para el investigador y co-autor, Luis Santana, “no es si la plataforma se va a extender en el tiempo, es cuánto los representantes van a usar la información y la participación que se genera en esta tecnología”.  El estudio revisó en detalle las interacciones en ocho proyectos de ley, donde identificó que los comentarios de la ciudadanía eran aportes. De este modo, conocer su conocimiento técnico o experiencia de vida sería útil para la elaboración de indicaciones a los proyectos de ley. Esos comentarios, sin embargo, no han sido recogidos por los informes que se han hecho de la participación.

Esta herramienta digital da luces sobre cómo se podría fortalecer la vinculación del poder legislativo con la ciudadanía, sin embargo “la plataforma en sí no es lo que determina cuánto valor le va a entregar al proceso de participación ciudadana, es cuanto los representantes y la institución deciden usar de ella” indica Santana.

En los 16 años que Senador Virtual lleva en funcionamiento, se han llevado a participación 289 proyectos y se han realizado más de 83 mil comentarios, sin embargo, el flujo de proyectos no se ha mantenido constante en el tiempo, tendiendo a la baja en los últimos años. El 58,4% de los inscritos en la plataforma está en un rango etario entre 18 y 29 años. El 53% (de los que declaran domicilio) dicen vivir en la Región Metropolitana, lo sigue el 11% que declara vivir en la V Región y 43% de los usuarios de la plataforma dicen ser estudiantes.

El viernes 26 de junio el Congreso realizará el lanzamiento de la nueva plataforma de participación para ambas cámaras, llamada Congreso Virtual, desarrollada con el apoyo del BID. Esta podría ser un gran incentivo para la participación digital en el contexto actual del país luego del estallido social, facilitando además el involucramiento de la ciudadanía de manera remota. La académica Feddersen indica: “En el futuro, si el Senado adopta nuestras recomendaciones, la participación ciudadana podría tener más incidencia en el proceso de formación de las leyes” expresa.

La investigación multidisciplinaria sobre Senador Virtual contó con el apoyo del The David Rockefeller Center for Latin American Studies de la Universidad de Harvard, a través del Harvard-UAI Collaborative Research Fund Program.
Puedes revisar el documento completo aquí.