Escritor peruano se suma a la Facultad de Artes Liberales

23 de Julio 2018 Entrevistas Noticias

Tsunami, Todas mis muertes, Habrá que hacer algo mientras tanto y Pasajero en La Habana son las novelas publicadas por el escritor peruano, Ezio Neyra quien se incorporó como académico e investigador de la Facultad de Artes Liberales.

Su relación con la literatura lo ha llevado no solo a crear obras sino también a tener su propio sello editorial (Matalamanga), ser director de la Dirección del Libro y la Cultura del Ministerio de Cultura de Perú, estar a la cabeza de la Asociación Civil Niñolee para fomentar la lectura en los niños y ser profesor en universidades de Estados Unidos, México, Cuba y Perú.

Doctor en Filosofía con mención en Literatura Hispanoamericana de la Brown University y magíster en literatura de la misma casa de estudios, Neyra nos cuenta cuáles son sus razones y qué espera de esta nueva etapa en la UAI.

  •  ¿Por qué decidiste venir a Chile?

Siempre he disfrutado mucho de Chile. Encuentro que es un país muy acogedor y donde hay un ambiente académico y literario muy consolidado. Además, tengo varios amigos y amigas. Santiago también es una ciudad en donde hay una gran migración peruana y basta con salir a la calle para notar que hay una peruanidad muy esparcida y asentada, que se manifiesta sobre todo en la gran cantidad de restaurantes peruanos. Por estos factores, siento que esta mudanza será mucho más fácil a otras que he tenido debido a los lazos históricos y culturales que unen a Chile y Perú.

  •  ¿Qué te llamó la atención de la UAI?

Varias cosas, pero quizá lo que más me llamó la atención fue el enfoque humanístico que aplican con tanta intensidad a la enseñanza. Encuentro que esto es de enorme importancia porque considero que una formación sólida no puede ni debe descuidar el estudio de la filosofía, de la historia, de la literatura, de las humanidades en general. El estudio de estas disciplinas nos ayudan a entendernos mejor como seres humanos y a comprender la trayectoria que nos ha convertido en lo que somos hoy en día. En ese sentido, la UAI va a contracorriente de lo que lamentablemente es una tendencia a nivel mundial. Mientras las humanidades han ido perdiendo terreno en el mundo académico, en la UAI, en cambio, lo ha ido ganando.

  •  ¿Qué cursos vas a impartir?

Este primer semestre en la UAI tendré a cargo dos secciones del core de Literatura y Humanidades, además de un curso monográfico que he titulado “Literaturas transatlánticas de la modernidad”, en donde repasaremos diferentes fenómenos culturales, históricos y literarios como el modernismo, el dandismo o la bohemia.

  •  ¿Vas a hacer investigación o alguna otra iniciativa?

Por supuesto. Desde la universidad siempre es muy importante que los profesores nos mantengamos leyendo, investigando y escribiendo. Tengo varios proyectos de investigación que espero ir desarrollando poco a poco, no solo en temas de literatura sino también en asuntos relacionados con la promoción del libro y el fomento de la lectura.

  •  Fuiste director del Libro y la Lectura, ¿qué relevancia le das a la lectura en la formación académica?

Evidentemente, en la formación académica la lectura es fundamental, ya que es una forma de acceder al conocimiento. Además, la lectura, a diferencia de otros lenguajes expresivos, es una actividad que requiere mucha participación y agencia por parte del lector, quien no solamente debe descifrar un código lingüístico sino también hacer interpretaciones sobre lo que el autor o autora quiso transmitir. Más allá del ámbito académico, digamos que un plano amplio que abarca a quienes forman parte de la vida universitaria y a aquellos que no, considero que la lectura es una práctica de gran valor. No estoy de acuerdo con aquellas frases hechas que dicen, por ejemplo, que la lectura te hace mejor persona. Basta con voltear la mirada para ver que ha habido gente muy mala que han sido grandes lectores. Si alguna función podemos encontrarle a la lectura, creo yo, es que quizá nos ayude a generar más empatía con nuestro entorno. Esto es así porque cuando leemos, sobre todo cuando leemos literatura, vemos el mundo a través de los ojos de personajes que muchas veces provienen de épocas distintas, que tienen diferentes formas de ver el mundo, ideologías políticas o religiosas diversas, y esto nos permite ser conscientes de las diferencias y de que el mundo es mucho más amplio y complejo que el que nos rodea.

  •  ¿Qué escritor chileno te llama la atención?

Son varios. La tradición literaria chilena es muy potente. Entre los poetas, he leído y admirado mucho el trabajo de autores como Enrique Lihn, Gabriela Mistral o Vicente Huidobro. En cuanto a los narradores, he disfrutado mucho de los libros de José Donoso, Alberto Fuguet, Andrea Jeftanovic, Alejandra Costamagna, Alejandro Zambra, Romina Reyes, Paulina Flores, Pablo Toro, entre varios.

  •  ¿Viviste en Cuba, tu estadía en Chile te inspirará para un próximo libro, como lo hizo la isla?

Solo el tiempo lo dirá. Presumo que sí, que Chile inspirará algunos relatos que contar, de la misma forma que otros países en donde he vivido me permitieron generar algunas historias. Los países, por supuesto, no son solamente la geografía de los mismos, sino también su gente, su gastronomía, sus calles y avenidas, sus expresiones culturales. Y Chile tiene expresiones muy ricas y gente muy cálida y con muchas historias que compartir.

  •  Dices que necesitas estar cerca del mar, ¿la cordillera te ayudará a “no perder el rumbo”?

Es muy curioso que me preguntes esto porque en mi último libro, Pasajero en La Habana, cuento que la primera vez que estuve en una ciudad sin mar fue justamente en Santiago de Chile cuando tenía unos 8 o 9 años, y narro que muchas veces me fue difícil encontrar las coordenadas o ubicarme en la ciudad. En Lima, claro, el mar es la gran referencia, la que siempre termina ubicándote. Espero que esta vez, primera que viviré en Santiago, logre que la cordillera, que es verdaderamente imponente, me ayude a no perder el rumbo.

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