Vive rápido, muere joven

6 de Diciembre 2020 Columnas

“RD ha preferido un camino donde se consolida un polo de izquierda clásico, en un camino donde creo que se privilegia una identidad de impugnación y testimonio, bailando con los compases de una música ajena a las que nos inspiró en el comienzo”, dijo el diputado Pablo Vidal, en la carta que envió a sus “compañeros y compañeras” de Revolución Democrática para informar las razones que lo llevaron a renunciar al partido, en uno de los cismas que ha tenido el Frente Amplio desde su conformación.

Y no fue la única salida del conglomerado. Junto a él, también salió Natalia Castillo, sumándose a otros que ya lo habían hecho antes, como Renato Garín y el Partido Humanista. Y algunos adelantan que el Partido Liberal, de Vlado Mirosevic estaría meditando seguir el mismo camino.

Las razones para emigrar son diversas, pero hablan de una crisis de proporciones, en una coalición y en partidos que, al igual que sus dirigentes, parecen demasiado jóvenes para este tipo de dificultades, si se piensa que comenzaron a figurar en la papeleta hace apenas cuatro años.

La gota que rebasó el vaso fue la negativa del FA de pactar con la centroizquierda para las primarias a alcaldes y gobernadores regionales, y los acercamientos con el Partido Comunista, lo que encendió las alarmas en algunos, como Pablo Vidal, que no comulgó con una izquierda tradicional y anquilosada.

Sin embargo, existen otras temáticas que han ido horadando la unidad del conglomerado. La excesiva apuesta por personalismos, como Giorgio Jackson y Gabriel Boric en un comienzo, y la variación en estos hasta llegar a personajes como Pamela Jiles, con niveles de individualismo populista preocupantes incluso para la democracia, son elementos que fueron perforando la unidad de una coalición cuyos cimientos parece que no eran tan sólidos.

La heterogeneidad de sus propuestas y convicciones tampoco hacían fácil la convivencia. Lo que en un comienzo se vio como una fortaleza –la posibilidad de unir distintas sensibilidades en torno a una propuesta común y “ciudadana” durante los comicios municipales de 2016 y luego las parlamentarias y presidenciales de 2017- llegó a convertirse en un boomerang que no solo se les devolvió, sino que les está pegando en la cara. Al final, esas diferencias que hacían al grupo más rico en ideas y proposiciones, se convirtieron en un monstruo de siete cabezas, difícil de gestionar.

La falta de un liderazgo potente que una al conglomerado también afecta su funcionamiento armónico. Si en un momento ese papel lo cumplió la excandidata presidencial Beatriz Sánchez, el alejamiento de la periodista de la primera línea política hizo que cada personalismo iniciara su propia carrera contra el tiempo –muy bien aprovechado por Jiles, por cierto- para posicionarse en la pole position. Así, no había nadie pensando en el conjunto, sino –por el contrario- muchas voces concentradas en intentar salir en la foto, aunque eso significara pararse sobre la cabeza de alguien más.

El estallido social fue una muestra más de la poca relevancia del conglomerado. Un movimiento que debiera haber estado liderado por estos “jóvenes rebeldes”, que hace solo un par de años habían pontificado de sus diferencias con el establishment y la política tradicional, que lograron impactar al mundo político con su camino propio, terminó metido en el mismo saco de los partidos comunes y silvestres, añejos. Cómo olvidar cuando el propio Boric fue agredido por jóvenes que lo acusaban de “vendido” en diciembre del año pasado.

Esta situación se ha verificado también en las encuestas. Mientras Pamela Jiles se ha alzado –fuera del conglomerado- como una de las figuras políticas que mayor aprobación concentra, los liderazgos del FA se han visto debilitados. Así, Beatriz Sánchez, Giorgio Jackson y Gabriel Boric, en la Cadem de hace unas semanas, no logran una valoración mayor al 36%, quedando todos en el cuadrante de mayor conocimiento y menor adhesión. En la misma medición, pero respecto de las instituciones, el conglomerado aparece entre las cuatro entidades peor evaluadas, solo unos puntos más arriba que la DC, el bloque PS, PPD y radicales, y el Partido Comunista (que se alza en último lugar).

El escenario actual habla de un conglomerado impetuoso, que hace solo cuatro años llegó a remecer a la política tradicional, pero que en poco tiempo adquirió las malas prácticas que tanto criticaba. Algo de ellos hace recordar las palabras que se le atribuyen al recordado James Dean: el Frente Amplio decidió vivir rápido y morir joven.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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