El voto por el retiro de la Unión Europea por parte de Gran Bretaña, si bien es una sorpresa en lo inmediato, es la consecuencia inevitable de una Europa que ha fracasado sistemáticamente en construir una plataforma política de gestión de tipo viable. Al éxito de los Tratados de Maastricht y Schengen, siguió una sucesión de fracasos en términos de conseguir construir una Constitución regional común y un sistema eficiente de gestión de poder. La Crisis Económica del 2008 solo enfatizó la situación, pues en vez de construir cimientos sólidos, toda la atención se concentró en la contención de los problemas de Grecia y, posteriormente, de los PIGS, que generaron alteraciones serias en los balances de inversión y beneficios.
Gran Bretaña, con una moneda nacional, pudo enfrentar mejor la crisis que los países de la Zona Euro, y la población comenzó a percibir que pagaba dinero de sus impuestos para financiar la irresponsabilidad de países como Grecia o Portugal. Ciertamente eso no es todo; las oportunidades de comercio fueron formidables y Gran Bretaña se ha beneficiado considerablemente de la pertenencia a la UE, pero la sensación ambiental se vio fuertemente afectada por el panorama político. Un partido nacionalista centrado en la independencia como es el UKIP, un líder laborista como Jeremy Corbyn, que claramente no hizo su trabajo defendiendo la agenda pro UE, y un David Cameron que simplemente no pudo balancear la campaña populista dentro de su propio partido, liderada por el carismático pero irresponsable Boris Johnson, resultan en esta nueva situación.
Lamentablemente, lo peor está por venir. La onda de choque generada por la noticia del retiro no se superará rápidamente. El proceso de implementar el retiro será largo, difícil y doloroso. Serán años de transacciones políticas difíciles y llenas de recriminaciones. El que el desplome de la bolsa de Londres sea acompañado por desplomes incluso peores en Alemania y Francia solo puede ser visto como una victoria por alguien muy miope. Las consecuencias para el mundo serán serias, y Chile ya está viendo un nuevo desplome del precio del cobre. Una mala situación para todos, sin dudarlo.