Un nuevo comienzo

4 de Septiembre 2022 Columnas

Chabacana, grosera y llena de autogoles. Esos quizás son los conceptos que mejor grafican lo que fue esta última semana antes del día D, en el que las chilenas y chilenos definiremos hoy qué Constitución queremos que nos rija en las próximas –tal vez- cuatro o cinco décadas. Y si alguien piensa que dichas brutalidades no afectarán lo que suceda, está absolutamente perdido o perdida.

Partiendo por el acto por el Apruebo del sábado 27, en Valparaíso, donde “Las indetectables” realizaron un show en el que terminaron dejando a todos quienes asistieron a esa jornada de corte familiar, literalmente con la boca abierta, luego de una performance sexual con la bandera. Aunque muchos levantaron la voz respecto de la falta de respeto al símbolo patrio, pocos ahondaron en la gravedad que aquello tuvo para un grupo importante: las niñas y niños que estaban allí.

Más allá de las disculpas públicas entregadas por el alcalde Jorge Sharp como anfitrión –que calificó la situación como un “error”- y mucho más relevante que los efectos nocivos que la actuación pudo tener para el Apruebo, lo cierto es que allí hubo no solo una equivocación, sino derechamente una vulneración de derechos y un delito, pues no dista mucho de sentar a un menor a ver una película pornográfica frente a un televisor. Solo que esta vez fue en vivo.

Al día siguiente, la protagonista de otra vulneración de derechos fue una carreta guiada por caballos, parte de una manifestación denominada “Huasos por el Rechazo”, que atropelló a ciclistas que apoyaban a la opción contraria. En su loca carrera, además, embistió también a un niño.

Hacia la mitad de la semana, reapareció el Rocky chileno: el diputado exrepublicano Gonzalo De la Carrera, que no contento con haber golpeado al PS Daniel Manoucheri en mayo, ahora volvió a la carga, esta vez contra el vicepresidente de la Cámara, Alexis Sepúlveda (PR), además de tratar de “estúpida” a su par, Marcela Riquelme. Autogol completo para el Rechazo, a partir de una actuación tanto machista como cavernícola y al más puro estilo “patrón de fundo”. Cómo olvidar que además su ego es tan grande que se comparó posteriormente con Jesucristo.

A todo lo anterior se agregó un hecho brutal: el atentado que se adjudicó el grupo “Resistencia Mapuche Lafkenche”, que más allá de incendiar el emblemático molino Grollmus en Contulmo, concluyó con tres personas baleadas, una de las cuales sufrió la amputación de su pierna. Nuevamente, un delito que opacó la última semana de campaña y concentró la discusión que, en un ambiente políticamente sano, debiera haber estado marcada por el debate de ideas. Pero hace rato dejamos de ser un país sano en esa materia. Y también hace tiempo convertimos las diferencias en una lucha entre enemigos.

Finalmente, vinieron las palabras de arenga trasnochada de los ’70 del presidente del PC, Guillermo Teillier, quien llamó a que hoy, al conocerse los primeros resultados, la gente “salga a la a defender ese triunfo, a defenderlo”, lo que a su juicio se basaba en que la derecha intentaría cuestionar el conteo si este era muy estrecho. Una vez más, tuvo que salir a las pocas horas a explicar que no dijo lo que dijo.

Considerando todo lo acaecido en estos días, vuelven a la mente las palabras del expresidente Ricardo Lagos, a pocas horas de haberse conocido el contenido de la propuesta de Carta Magna, cuando afirmó que ni este texto, ni el surgido de la dictadura de Pinochet concitan unidad y que, por lo tanto, hay que seguir trabajando, pues “Chile necesita y merece una Constitución que suscite consenso”. Aunque en un comienzo el exmandatario fue prácticamente lapidado en redes sociales, cuánta razón hay en sus palabras. Tanto así, que todos los sectores políticos ahora están de acuerdo en algo: lo que suceda hoy es solo un punto de partida para una labor que recién comienza y que estará marcada o por un nuevo proceso constituyente o por reformas profundas al texto de 1980.

El tema es cómo nos planteamos frente a este desafío. ¿Lo haremos desde la rabia, desconfianza y paranoia que nos han caracterizado los últimos tres años? ¿Aprenderemos algo y entonces trabajaremos en pos de lograr ese consenso del que hablaba Lagos? ¿Podremos tener por primera vez en nuestros 200 años de historia una Constitución, cualquiera esta sea, que surja desde el pueblo y sea producto del debate y la unidad?

Lo anterior comenzará a dilucidarse mañana y deberá ser dirigido –como planteó también el expresidente- por el actual mandatario, Gabriel Boric. Y de su capacidad de liderazgo y de controlar a los “cabeza de pistola” de ambos lados, dependerá que realmente podamos tener un nuevo comienzo.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

Contenido relacionado

Redes Sociales

Instagram