Un gran meme

4 de Julio 2021 Columnas

“Chile, la alegría ya viene…”. Qué atrás quedó la franja electoral del No, con una calidad de imagen muy lejana al HD que conocemos hoy, pero una apelación a la esperanza, una gran capacidad de relato y un potencial movilizador que ha sido incluso estudiado con el paso de las décadas.

Más de 30 años después, esta semana debutaron las franjas electorales para las primarias presidenciales del 18 de julio, en las que competirán los candidatos de Apruebo Dignidad –Daniel Jadue y Gabriel Boric- y de Chile Vamos: Joaquín Lavín, Mario Desbordes, Ignacio Briones y Sebastián Sichel. Con una mezcla entre supuesto humor, mucho de apropiaciones temáticas y, derechamente, un bajo sentido del ridículo por parte de algunos, lo cierto es que esos minutos en televisión abierta dieron pie a un amplio debate en redes sociales e innumerables memes.

Así, la retroexcavadora de Ignacio Briones, enterrando “definitivamente” la disputa entre derecha e izquierda fue claramente el programa más comentado en el ciberespacio, con críticas urbe et orbi. Los primeros –incluida la hija de Pinochet- consideraron una burla la utilización de la figura del general, mientras quienes en el pasado sufrieron atentados a los derechos humanos, lo consideraron una falta de respeto. El “nuevo comienzo” que prometía el candidato, contrastó con su resucitación de Pinochet.

Por su parte, Joaquín Lavín decidió reírse de sí mismo, haciendo eco de las críticas por su capacidad de aparecer “hasta en la sopa” –en cuanto matinal y noticiero se le cruce- e intentando por esa vía instalar los conceptos de candidato en terreno y de conexión con la ciudadanía. Apeló además a la noción del alcalde-presidente, con capacidad de resolución de los problemas de los chilenos. Pero su aparición hasta debajo de las piedras le valió también una sarta de memes.

La de Gabriel Boric intentó mostrarlo como un candidato serio. Desde Punta Arenas, de todas maneras, fue víctima de burlas en redes, a partir de su imagen al estilo “Titanic” arriba de un árbol. Pero, al menos, instaló un tema que para la mayor parte del país es una lucha diaria, como lo es la descentralización, junto con el feminismo, el crecimiento respetuoso con el medioambiente y el reconocimiento de las labores de cuidados.

Jadue decidió derechamente apropiarse del estallido social, utilizándolo vergonzosamente en la mayor parte de sus minutos. Obvió eso sí que cuando intentó ser parte del movimiento, los manifestantes trataron de agredirlo y tuvo que arrancar. En un vuelco odioso, además intentó hacer suya la nueva Constitución, tergiversando la verdad: al parecer no era necesario recordar que él y su partido se restaron del acuerdo de noviembre de 2019.

Mario Desbordes partió presentándose y poniendo énfasis en que estudió en un liceo con número, lo que le permite –según dice- conocer la realidad del país. Omitió sí que hace mucho tiempo dejó esa calle y que las labores como gerente de empresas, dirigente de partido y ministro no lo tuvieron precisamente dejando los pies en terreno. Aun así, logró intentar mostrarse como un ciudadano enchufado con la realidad de los chilenos. La utilización del estallido social como forma de mostrarse cercano a los problemas, en todo caso, fue un poco mucho.

Sebastián Sichel también acudió al “soy uno más, como tú”, comentando que fue junior y apelando a su calidad de independiente, junto con recurrir a la emocionalidad al advertir que conoció a su padre recién a los 30 años y que su madre salió adelante sola. Sichel acudió a la clase media, a la diversidad sexual, a las pensiones dignas, a la libertad y a la justicia.

Con todo, las apuestas de varios de los candidatos claramente confundieron la creatividad y la necesidad de enganchar a los televidentes, con lo banal, lo ridículo, la poca seriedad e incluso la modificación de la verdad, entregando aún más elementos a quienes critican la calidad de la política actual. Ello, pese a que el rating que acompañó la transmisión fue destacado en los medios, pues superó (con una sintonía de 42,4 puntos) al obtenido durante las elecciones de convencionales, en mayo pasado.

Pero lo que no está claro es la función que están cumpliendo estas franjas ante la ciudadanía. Al ver el contenido por el que optaron los candidatos, no queda claro si lo que pretenden es informar, fidelizar a quienes ya tienen decidido su voto o convencer.  Lo que sí se ve en estas primeras transmisiones, es que lo que hagan o dejen de hacer debe considerar un grado de relevancia tal que lo que quede en la retina del chileno no sea solo un gran meme.

Publicado en El Mercurio de Valparaíso.

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