Todos de pie

5 de Junio 2023 Columnas

Quizás porque fue la cuenta pública más larga desde el regreso de la democracia, las tres horas y media de discurso han retumbado más en el oído público que muchos de los mensajes incluidos allí, sobre todo el intento infructuoso de Gabriel Boric por convertir los 50 años del Golpe de Estado en un tema unitario.

Pese a que ha habido tres instancias oficiales en las que el Estado ha hecho un recuento de las atrocidades cometidas por el régimen de Augusto Pinochet; considerando además que los tribunales han demostrado lo que sucedió, el negacionismo sigue presente y en la medida en que Chile vuelve a polarizarse, el loop se repite en una transición que pareciera no tener fin. Insólito tras medio siglo.

Porque no solo Luis Silva, el consejero republicano, ha demostrado que la dolorosa herencia de Pinochet sigue viva, al calificarlo como un “estadista”, sino que hubo incluso candidatos que negaron la existencia de detenidos desaparecidos. Escudándose en los recovecos de la libertad de expresión, obvian que los derechos a la honra y la vida están por sobre ella.

Boric en rigor no vivió la dictadura, pero tiene claro que es una herida aún abierta. Por eso sus duras palabras a quienes aún practican el “porfiado negacionismo”, terminaron con un sonoro y masivo aplauso de pie en el salón. Salvo por el Partido Republicano, que se quedó en sus asientos. Qué doloroso acto para un país en el que existen todavía más de mil familias que no saben qué pasó con los suyos y que no han accedido a algo tan humano y básico como darles sepultura. Aquello se convierte en un dolor sin cierre, pues no solo luchan por encontrar a quienes desaparecieron, sino también para convencer a los “porfiados” de la verdad histórica e intentar que se pongan de pie, por un unánime “Nunca más”.

Publicada en La Tercera.

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