Simce y PSU : ¿Señales de calidad y bienestar escolar?

3 de Junio 2018 Columnas

Cuando un niño/a o joven se suicida, nos preguntamos  con gran dolor  por sus causas. Claramente hay muchos factores de riesgo, algunos más recónditos y más complejo de modificar, otros más visibles y moldeables. Muchos de estos últimos factores corresponden a determinantes sociales, que si bien podemos observar, no siempre estamos dispuestos a ver. Lo interesantes es que si atendiéramos a ellos, podríamos generar cambios.

Las cifras de salud mental de nuestros niños y jóvenes chilenos son alarmantes. Una encuesta  realizada junto la OMS a estudiantes chilenos entre 13 y 17 años concluyó que cerca del 30%  de ellos tenía presencia de síntomas posiblemente depresivos y que cerca de un 20% había considerado la posibilidad de suicidarse en los últimos 12 meses. Hoy sabemos que no debemos reducir estas cifras a problemáticas individuales, sino que debemos develar aquellos aspectos sociales que subyacen a  ellas y que constituyen aspectos estructurales de un malestar en salud mental propio de nuestros tiempos.

La calidad de la educación hoy es una gran tema de debate, sin embargo, es interesante ver como las discusiones en torno a ello quedan solo circunscritas a lo académico.  En otros países, hace bastante tiempo, el debate acerca de la calidad de la educación salió de la esfera del rendimiento, considerando también la calidad en salud mental, vida escolar y  laboral que  sustenta el sistema. Probablemente un sistema social como el nuestro orientado al consumo y a la producción ha soslayado hablar de aquello, reduciendo las conversaciones a resultados SIMCE y PSU.

¿Podemos hablar de un colegio de “calidad” cuando hablamos de un colegio con altas tasas de depresión, ansiedad y/o un nefasto clima escolar?.  La OMS ha dado señales claras y precisas de que los colegios deben convertirse en “lugares saludables”. Un colegio saludable es aquel que propende al desarrollo íntegro de todos los individuos que son parte de la comunidad educativa, esto es su desarrollo académico, espiritual, moral, personal y ciudadano. Un colegio saludable es también aquel que integra a la familia en la consecución del bienestar de niños y jóvenes y de la comunidad toda.

Es interesante observar que hoy en Chile existen “Escuelas saludables”, escuelas que han tomado algunos de los lineamientos establecidos por la OMS, pero donde lo saludable queda reducido a  nutrición, actividad física, salud bucal y disminución del consumo de tabaco, quedando escindido todo lo que a salud mental, bienestar psicológico , social  y calidad de vida se refiere. En esto los expertos de salud mental hemos fallado, pues no hemos sido capaces de explicitar la vital importancia que una educación integral tiene para el desarrollo de una sociedad orientada al desarrollo y bienestar humano en comunidad. Para desarrollar colegios saludables requerimos de un debate nacional sobre la sociedad que deseamos construir y sobre los valores que deseamos promover en nuestros niños y jóvenes y en la comunidad escolar en su totalidad. Orientar el debate sobre calidad educacional a los resultados SIMCE y la PSU, claramente es insuficiente y nos refleja la pobreza de nuestro sistema educativo.

Publicado en El Mercurio de Valparaíso

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