Es inevitable que la reconstrucción tras los devastadores incendios que persisten en la zona centro y sur del país se evalúe en metros cuadrados construidos. Lo urgente para las familias que lo han perdido todo es tener un lugar donde vivir. Sin embargo, la reconstrucción es un proceso más complejo, largo y multidimensional.
La recuperación post desastre se puede medir en cuatro dimensiones: 1) reemplazo de los bienes materiales perdidos, incluido el hogar y muchas veces el terreno; 2) recuperación económica y del empleo; 3) trabajo emocional en las víctimas; y, por último, 4) reemplazo de la oportunidad, de aquella vida que se habría llevado adelante sin el trauma del desastre. estos dos últimos factores, que incluyen una recuperación psicológica, social y cultural, son mucho menos visibles, pero centrales en la capacidad de resiliencia y bienestar de las comunidades afectadas a largo plazo.
Es muy importante visibilizar el sentido sociocultural del programa de reconstrucción que el gobierno ha desplegado a cargo de una delegada presidencial con dedicación exclusiva, y la colaboración de múltiples ministerios, así como de grupos de expertas y expertos.
Apoyándose en las experiencias aprendidas en desastres como el terremoto del 27F (ocurrido hace exactamente 13 años), o hechos catastróficos con lo ocurrido en Chaitén y Santa Olga, el gobierno se ha propuesto no solo reconstruir vivienda, sino que co-construir barrios y ciudades -muy importante- en conjunto con las comunidades afectadas. Esto último es justamente lo que se debe destacar: el fuerte énfasis que el plan de gobierno pone en la participación, co-construcción, fortalecimiento de identidades locales y valor ambiental. El desafío de la reconstrucción está en responder simultáneamente a la emergencia y planificar un futuro mejor, en entregar continuidades espaciales para pero al mismo tiempo evitar zonas de futuros riesgos. Todo esto, entendiendo que se trabaja en conjunto con una comunidad que está en un proceso de profundo duelo.
Espero que como país estemos a la altura de otorgar a todas las víctimas de estos y de futuros desastres el derecho a vivir en territorios resilientes, con espacios para la comunidad y la memoria, y en armonía con la naturaleza.
Publicada por La Tercera.