Recalibraciones

17 de Febrero 2023 Columnas

El Rechazo en el plebiscito del 4/S ha sido la opción electoral más votada en la historia de Chile. Casi 8 millones de ciudadanos coincidieron en que la propuesta constitucional emanada de la Convención era mala para el país, y que parecía mejor buscar otra alternativa. Chile había sido puesto ante una dicotomía de hondas resonancias y forzado a escoger entre dos modelos de sociedad. El resultado fue categórico.

De algún modo, el veredicto de las urnas vino a alterar uno de los equilibrios políticos de las décadas recientes: una centroizquierda que en las instancias decisivas tiende a sumar en torno a un 50-55%, y una centroderecha que, en las mismas condiciones, oscila entre 40-45%. Obviamente, esto ocurre a nivel de los promedios históricos, porque, al menos desde 2010, la centroderecha con Sebastián Piñera a la cabeza ha logrado aunar voluntades para alzarse dos veces con mayoría absoluta en segunda vuelta.

Los plebiscitos que enmarcaron el primer proceso constituyente hicieron saltar entonces la curva de los promedios y ello tuvo relación con dos hechos relevantes: en el plebiscito de entrada, un porcentaje no pequeño de votantes de derecha optó por la opción Apruebo; y en el plebiscito de salida, otra proporción de votantes de centroizquierda estuvo dispuesta a matricularse con el Rechazo. Esto último hizo que la centroizquierda, que regularmente agrupa al 50-55% de los votos válidos, cayera significativamente hasta apenas un 38%; y que una derecha que se mueve en torno a 40-45%, pudiera converger con otros mundos y sensibilidades, para alzarse hasta el umbral del 62%.

La elección de los consejeros constitucionales del próximo 7 de mayo partirá así de un precedente que es a su vez un desafío político: las dos listas del oficialismo (Socialismo Democrático – DC y Apruebo Dignidad – PS) tendrán como principal objetivo recuperar votación de centro, centroizquierda e independientes, que votaban por estas opciones y la última vez no lo hicieron. Subir desde el piso del 38% y acercarse al promedio de 50-55% será el imperativo de las fuerzas que hoy respaldan al gobierno. Y, en el caso de las fuerzas opositoras que hoy se articulan en torno a tres listas (Republicanos, Chile Vamos y PDG), el desafío es simplemente no retroceder, es decir, que estas tres listas estén sumadas lo más cerca posible del 62% obtenido por el Rechazo.

¿Cuánto de ese vasto mundo de centroizquierda que optó por el Rechazo estará ahora dispuesto a cruzar de vuelta para votar por una de las dos listas de gobierno? ¿Cuánto de ese universo independiente que votó Rechazo optará por una de las tres listas opositoras, listas donde las fuerzas emergentes de la centroizquierda por el Rechazo (Demócratas y Amarillos) no tuvieron al final cabida?

En resumen, dos listas oficialistas y tres opositoras que empezarán este 7 de mayo a recalibrar la correlación de fuerzas de nuestro disperso y debilitado sistema político. Un proceso donde el nuevo texto constitucional quedó en un limbo.

Publicada en La Tercera.

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