Queda poco

2 de Septiembre 2017 Columnas

La frase no es mía; es de un antiguo partidario de Bachelet, el que, superado por los hechos, lo único que quiere es que este gobierno se acabe. Me asegura que no son pocos los que piensan lo mismo. Que lo sucedido esta semana con la renuncia del equipo económico es solo una prueba más del desánimo que cunde en su sector. Que, en fin, la casi seguridad de perder la elección, hoy no aparece tan mala, porque es mejor volver a ser oposición que participar de esta administración.

El diagnóstico es puntual, pero no es muy distinto del que hace la mayoría de la gente. Ayer, la encuesta CEP mostró lo mismo. Piñera se afianza como el seguro ganador de las elecciones de noviembre, con un porcentaje de adhesión que dobla al de sus seguidores más cercanos: Guillier y Sánchez. Pero eso no es todo. El expresidente aparece como el candidato más honesto y confiable, el más preparado para ser Presidente y que ostenta el mayor liderazgo.

En suma, si todo sigue igual, en la próxima elección puede suceder algo inédito: que todos ganen. Los partidarios de Piñera, que quieren volver a gobernar; y sus opositores, que lo único que quieren es dejar de ser del gobierno. Todo gracias a la gestión de Bachelet, que ha conseguido algo que pocas veces se logra: unir las fuerzas contra ella.

Nada de aquello está, por supuesto, en el radar de la Presidenta. Ella navega como si nada pasara. Ayer, luego de la crisis del gabinete, dijo que, lamentablemente, la política se ha transformado en proyectos más individuales que sociales. Es claro que ella sabe de aquello, ya que su proyecto es el más personalista que recuerde la historia reciente. Solo ella parece entenderlo, toda vez que casi todo lo que hace tiene un alto rechazo de la gente.

Frente a todo esto, Bachelet insiste en la importancia de su legado. En que entregará un país mejor del que recibió, pese a que nadie parece estar de acuerdo con su diagnóstico. Es más, tiene casi todas las prioridades cambiadas. En las encuestas, la gente señala, en forma muy consistente, que las urgencias del gobierno deben ser la seguridad, la salud, educación y el crecimiento. Muy por debajo de ellas, casi sin menciones, aparecen los temas favoritos de la Mandataria: la inclusión, la gratuidad o la Constitución.

Es cierto, pese a todo, Bachelet puede jactarse de que dejó instalados ciertos temas, pero lo que también debe reconocer es que casi ninguno de ellos logró entusiasmar a la gente. Al final, solo ella y su hoy pequeño grupo de seguidores pueden estar contentos. Por ello, su mayor legado será el haber transformado la Nueva Mayoría en una minoría, fracturada a extremos nunca vistos.

Dicen que Bachelet sueña con la fotografía que se tomará en los próximos días con Leonardo DiCaprio, que viene a Chile a un seminario ecológico. Será una buena postal para el fin de su gobierno: el Titanic.

Publicado en La Tercera.

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