Primeras señales

25 de Diciembre 2021 Columnas

Volvemos a comprobar que nada modera más que la posibilidad del poder, de obtenerlo, primero, y de ejercerlo, después. Es lo que ha pasado con Gabriel Boric a partir de la primera vuelta y, con más fuerza, luego de convertirse en presidente electo. Líder de una generación que buscó demoler el legado de la ex Concertación, terminó al fragor de la campaña en brazos de Lagos, Bachelet y Carmen Frei. Ahora plantea el imperativo de integrar a los partidos de la centroizquierda al gabinete, incluso no se descarta que alguno de sus rostros históricos pueda tener un rol relevante.

¿Algo que objetar? Al contrario, la política responde a la lógica del poder, de conquistarlo y luego preservarlo; y los giros y concesiones que deben realizarse son parte del proceso. Sumar nuevos respaldos hasta el punto de neutralizar la potencial crítica de los más duros, construir un imaginario de apertura, diálogo y moderación que pueda también tranquilizar a los adversarios es un elemento imprescindible del juego.

No hay duda de que Gabriel Boric está desempeñando su papel con habilidad. Si hasta la Bolsa y el precio del dólar terminaron, luego de una primera reacción de pánico, sumándose a los aplausos, señal contundente de que el presidente electo ha sorprendido no solo por la radicalidad de su transformación, sino, también, por la capacidad de impedir cuestionamientos desde su propia base política.

Giorgio Jackson y Camila Vallejo informan que las querellas por seguridad del Estado presentadas por el actual gobierno en contra de los “presos de la revuelta” serán retiradas apenas asuman las nuevas autoridades. El futuro presidente aclara luego que serán estudiadas caso a caso. Frente a un contexto económico y social que amenaza con deteriorarse el próximo año, Boric no ha dejado de insistir en su compromiso con la convergencia fiscal, algo inédito para un político de su sector. Y como si todo lo anterior no fuera suficiente, en su primera visita a la Convención Constitucional deja un mensaje a lo menos inesperado: no quiere una Constitución “partisana”, es decir, alineada con su gobierno o un solo sector ideológico, sino representativa de toda la sociedad.

¿Sinceridad o careta?, ¿convicción o puro pragmatismo? No tiene sentido dudar de la honestidad del presidente electo. Lo relevante es que sus primeras señales aportan a una nueva realidad, donde la moderación, la gradualidad y la búsqueda de acuerdos imponen hoy los parámetros de la próxima administración. ¿Hasta cuándo? Simplemente, mientras funcione, o sea, mientras permita mantener niveles razonables de respaldo y de gobernabilidad. Cuando ello cambie, cambiarán también las prioridades y los énfasis. Así de simple.

Gabriel Boric se ha mostrado en estos primeros días como un líder sorprendente, con empatía y talento, convicción y ductilidad. Un político que a su temprana edad confirma que tiene claro lo único importante: el poder es todo; lo demás va y viene.

Publicada en La Tercera.

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