Pelé y la medida de lo posible

3 de Enero 2023 Columnas

Hace un año, Netflix sacó un documental sobre el máximo ídolo del fútbol brasilero. El objetivo era analizar la relación entre Edson Arantes do Nascimento, más conocido como Pelé, y la política. Sin embargo, lo que estaba en el fondo era un juicio crítico respecto a la complicidad o indiferencia del O´Rey frente a las dictaduras brasileras. De esta manera, se lo presenta como un títere de los gobiernos, de la FIFA y de las multinacionales.

Detrás del documental estaba esa superioridad moral de las actuales generaciones de juzgar a sus antepasados, de tener valores y principios diferentes, como lo planteó el ministro Giorgio Jackson, sin considerar los contextos.

Lo que corresponde, desde una perspectiva histórica, es comprender al personaje en su época. En este caso, Pelé fue un niño que creció en la marginalidad y que a los 16 años se encontró siendo campeón del mundo en Europa. Desde ese momento, nada volvió a ser como antes y debió aprender a convivir con la riqueza, la fama y todos los males que ambas conllevan.

Si no se opuso a una dictadura fue porque era lo normal en aquellos tiempos. Aunque muchos lo renieguen, era común en los ochentas escuchar en otros países de Latinoamérica que los que le faltaba era un Pinochet que pusiera orden. Claro, no poseían todos los antecedentes que tenemos ahora y que permiten entender el trágico costo que tuvo ese orden.

Pelé se inserta en esa misma línea. Por lo demás, desde 1964 a 1985, en Brasil la mayoría de los presidentes fueron militares. Haberse opuesto, habría significado sepultar su carrera, haberse jubilado a los 24 años.

En este sentido, el contraste entre Pelé y Diego Armando Maradona se hace evidente. Más allá de la rivalidad entre brasileños y argentinos, está la pelea por quién es el mejor de la historia y esto inevitablemente termina saliéndose de la cancha.

Si Pele era el “yes men”, el “negrito” que entretenía a los blancos y que no tenía problemas en calzarse una chaqueta de un banco en cada uno de los eventos a los que lo invitaban, Maradona era el rebelde, el tipo que no tuvo pelos en la lengua para criticar desde el Papa hasta al mismo Pelé. El amigo de Fidel Castro y Hugo Chávez, el hombre que tenía al Che Guevara tatuado en el brazo. Mientras el Diego es “cool”, Pelé es el políticamente correcto, un hombre pasado de moda.

Más allá de las críticas extra futbolísticas, Pelé tendrá para siempre un sitial que lo ubicará a una distancia sideral con Maradona. Desde muy joven entendió la responsabilidad que significa ser un ídolo para los niños y supo resguardar debidamente su vida privada. En el ámbito público, en cambio, que es la imagen que dio al mundo, fue un Rey.

Si bien no se comprometió con la política, hizo algo mucho más importante: logró, en la medida de sus posibilidades, hacer felices a millones de personas y a los únicos que ofendió fue a defensas y arqueros rivales que intentaban detenerlo sin éxito.

Hoy descansa tranquilo, al menos en este mundo, ya no debe rendir cuentas a nadie.

Publicada en La Tercera.

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