Otro golpe para la región

29 de Abril 2019 Columnas

Esta semana el gobierno dio a conocer una nueva mala noticia para la región. El Consejo de Concesiones del Ministerio de Obras Públicas decidió postergar para el primer trimestre del 2020, el proyecto del tren rápido Valparaíso-Santiago. Así se desvanecieron las promesas del Presidente Sebastián Piñera a fines de octubre del 2018 y las del ministro Felipe Larraín a fines del año pasado, referidas a la presentación de este proyecto durante el 2019.

Lo paradójico de este anuncio, o tragicómico, es que se produce justo en el momento en que el Presidente está de visita en China, uno de los países que ha comprendido que, para llevar a cabo su transformación en una potencia de primer orden, debe invertir, entre otras cosas, en transporte y, específicamente, en ferrocarriles.

El cambio en el “gigante asiático” se produjo hace once años, cuando se inició la construcción de trenes de alta velocidad que conectaran su extenso territorio. En el plazo de ocho años, China se transformó en el país con la red de alta velocidad más grande del mundo, superando a España. Una de las claves de este proceso de crecimiento de la China Railway Corporation se justifica, junto acciones, porque han cambiado los paradigmas tradicionales con que se evalúa este tipo de proyecto. La rentabilidad no se puede medir en el siglo XXI, lo por los costos que genera construir un tren versus los ingresos que estos producen, sino, además, por las redes que genera en términos de conocimiento.

Me refiero a uno de los temas que ha venido trabajando el científico chileno César Hidalgo, director del grupo Macro Connections en el MIT Media Lab. Hidalgo, considerado por la revista Wired como una de las 50 personas que podrían cambiar el mundo, plantea que el desarrollo de un país ya no se puede medir solo por el Producto Interno Bruto (PIB), sino que también, junto con esto, por un CIB: indicador de Conocimiento Interno Bruto.

Los trenes o un tren como el que puede unir Valparaíso con Santiago no sólo va a favorecer el transporte de personas y contenedores, sino además, tiene como objetivo mitigar la fuga de profesionales que se van a trabajar a la capital y promover la llegada de nuevos talentos a la zona, generando círculos virtuosos en torno al saber. Contrario a lo que se pensaba, plantea Hidalgo, durante la explosión de internet algunos predecían que las personas iban a trabajar a distancia y las ciudades desaparecerían, pero ocurrió lo contrario: “El conocimiento se concentró más que antes. El mundo no se estaba aplanando, sino que se estaba transformando en un mundo con concentraciones de conocimiento cada vez más pronunciadas”.

A falta de un tren que disminuya esta brecha entre Santiago y Valparaíso, hay que tomar en cuenta el llamado realizado por el intendente Jorge Martínez respecto al rol de las universidades. Aunque los rectores hayan defendido la semana pasada el rol de las casas de estudios en las páginas de este mismo diario el domingo pasado, bajo la lógica de César Hidalgo, no pareciera existir relación entre la producción de conocimiento que generan o debieran generar las casas de estudios y el desarrollo de la región.

En este sentido, hay que retomar la idea de Gonzalo Ibáñez de Viña del Mar y Valparaíso como ciudades universitarias, pero no solo como ciudades dormitorio, sino además como espacios de conocimiento aplicado a la realidad de la región.

Las últimas noticias dan cuenta de un abandono de Valparaíso transversal de la izquierda y la derecha, respecto del cual pareciera sentido seguir lamentándonos, sino tomar acciones que nos encaminen hacia una salida de estos años de crisis, olvidando una ayuda por parte del Estado. La historia del puerto resulta útil e inspiradora: fue principalmente la iniciativa de privados, en su mayoría británicos, la que impulsó el desarrollo comercial de la zona.

Ya pensando en el siglo XXII, las universidades debemos unirnos y trabajar por combinar el conocimiento teórico con el conocimiento aplicado, que puede ser la clave para escapar de este marasmo de las últimas décadas.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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