Oh, Karol, we are not fools

13 de Noviembre 2022 Columnas

La Cámara de Diputados ha elegido a un nuevo presidente, Vlado Mirosevic. Aunque se había pronosticado que iba a ser presidida por la diputada comunista Karol Cariola, la Democracia Cristiana y el Partido de la Gente terminaron desestimando el acuerdo inicial.

En su cuenta de Instagram, la diputada Cariola ha acusado ser víctima de ataques cargados de misoginia, anticomunismo y violencia política: “Una vez más -agregó- nos toca vivir las consecuencias de la persecución y asedio por defender nuestras ideas y convicciones”.

Nada justifica los ataques que ha sufrido a través de las redes sociales, sin embargo, las razones detrás de su marginación son bastante más profundas. En este sentido, es una lástima que esa misma crítica que hizo la diputada Cariola contra la supuesta misoginia que la privó de presidir la Cámara no la haya hecho luego de las elecciones del comité central del partido, en los que su compañera y hoy ministra, Camila Vallejo, obtuvo la mayor cantidad de votos, 5.923 contra 5.833 de Daniel Jadue. A pesar de la preferencia de sus camaradas y de que Guillermo Teillier obtuvo un millar de votos menos que Vallejo, el patriarca Tellier siguió a cargo del PC.

Es el mismo silencio que los comunistas han mantenido respecto de las violaciones sistemáticas de los derechos humanos en Corea del Norte, China, Cuba y, en este último tiempo, en Nicaragua, lo que a estas alturas resulta impresentable. La historia del comunismo en el mundo y en Chile tiene una larga data y explican esa fobia anticomunista de la que se quejaba la diputada Carmen Hertz. Desde el Manifiesto Comunista de Karl Marx y Frederick Engels, se ha validado la violencia como un medio para alcanzar sus fines y las consecuencias de la aplicación de sus doctrinas totalitarias han acabado con la vida de millones de personas.

A la violencia se suma su desprecio por la democracia. El mismo Teillier ha dado muestras de su espíritu antidemocrático cuando llamó al presidente Sebastián Piñera a renunciar la mañana del 19 de octubre del 2019. Asimismo, varios miembros del PC rechazaron el acuerdo por la paz y una nueva constitución de noviembre de ese año. La última joyita fue la “invitación” del mismo Teillier a “salir a las calles a defender” el triunfo del Apruebo en el plebiscito del 4 de septiembre pasado, dando por descontado que podía ganar el Rechazo.

Los dichos de Teillier son coherentes con lo que ha proclamado y hecho el partido a lo largo de su historia. La mayoría de los chilenos mayores de 35 años lo sabe y de la misma forma como rechaza a aquellos a quienes defienden la dictadura, se opone al comunismo, tal como quedó demostrado en las elecciones entre Daniel Jadue y Gabriel Boric.

En definitiva, que un comunista no presida la Cámara es una buena noticia para el Congreso, para Chile y la democracia. Una cosa es aceptar la presencia de un partido y no proscribirlo, pero otra muy distinta es querer disfrazarlo de demócrata y ponerlo a cargo de la dirección de los asuntos que conciernen a la mayoría de los chilenos.

Finalmente, creo que muchos estaríamos dispuestos a financiar un viaje oficial de los parlamentarios del PC para que conozcan el nuevo museo que se abrió en Washington dedicado a recordar a las víctimas del comunismo y que han sido calculadas en 100 millones de personas. Luego de esa visita, la diputada Hertz podrá entender el porqué de la fobia y Cariola, que el rechazo a su postulación no tuvo relación con su género, sí con su ideología.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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