Objeción de conciencia “institucional” y la ideología del Partido Republicano

28 de Septiembre 2023 Columnas

Ingenuo sería interpretar la objeción de conciencia “institucional” como un mero capítulo en la disputa respecto de la Ley de Aborto en tres causales. Parece exagerado incluso para el Partido Republicano agregar una “objeción de conciencia institucional” no reconocida en Constitución moderna alguna. Y poco tiene que ver con esta Ley que un colegio creacionista imparta catequesis en vez de biología o que una farmacia no venda anticonceptivos. Desde luego, el aborto está detrás de la enmienda del Partido Radical, pero su cruzada ideológica es de mucho mayor alcance.

Su genuina cruzada es contra el liberalismo político. Las revoluciones liberales lucharon por superar el feudalismo y la sociedad estamental. Voltaire, Diderot y Sieyès se posicionaron contra la fragmentación del poder político en relaciones de dependencia grupal o local. Hegel entendió el sistema feudal como uno de “dependencia privada” y como la institucionalización del “no-derecho”. El derecho moderno, al contrario, se caracteriza por la generalidad de la ley y por la igualdad ante la ley. La declaración de derechos del hombre y del ciudadano (1789) dispuso que “las distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común” (art. 1) y el Código Civil (1855) que la ley, “declaración de la voluntad soberana”, “es obligatoria para todos los habitantes de la República” (arts. 1 y 14).

A la inmunidad de los grupos subyace una reacción gremial-corporativista. El siglo XX trajo aliados, algunos incómodos. Por la izquierda, G.D.H. Cole sostuvo que el Estado no sería más que una corporación entre otras; H. Laski, que cada corporación sería tan soberana como el Estado. La Ley sería el mandato de un grupo más, entre otros. Ella genera un “conflicto de lealtades”: ¿lealtad a la ley o al empleador? Al empleador, dice la constitución del Partido Republicano. Mussolini declaró en 1925 como su principal tarea luchar contra los principios de la revolución francesa. Il stato corporativo representa una sociedad de gremios dispuesta autoritariamente. En la encíclica quadragesimo anno (1935) Pio XI intentó liberar al corporativismo de su variante autoritaria. Es la inspiración del principio de subsidiaridad. Ni quienes redactaron la constitución de 1980, sin embargo, fueron tan temerarios: ella reconoce la “adecuada autonomía” de los grupos intermedios. La enmienda del Partido Republicano otorga una inmunidad ante la Ley en manos de los controladores de un grupo.

La ideología de la objeción de conciencia “institucional” no se encuentra en la libertad de conciencia. Se encuentra en el feudalismo, en la sociedad estamental y en el corporativismo político. Objeción de conciencia individual e “institucional” son, luego, estrictamente contrarias: la primera es hija de la libertad individual; la segunda, de la dependencia grupal. La enmienda del Partido Republicano es, en este sentido preciso, antiliberal, reaccionaria y corporativista. Difícilmente un genuino demócrata liberal podría favorecer una constitución que la contenga.

Publicado en The Clinic

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