Necesidad y contingencia

21 de Septiembre 2023 Columnas

Entendido como el evento que quebró la democracia, ¿fue necesario el golpe? La pregunta nos divide. Pero son debates cruzados en que hablamos indistintamente de cosas diferentes, que es como no decir nada. ¿Qué significa que el golpe fue o no necesario?

Al menos dos cosas. En primer lugar, lo necesario se contrapone a lo contingente. Lo contingente es lo que puede ser de un modo u otro. A menos que usted crea en cosas como el karma o el destino, un fin supraempírico que direccione su vida, reconocerá que gran parte de lo que la constituye es contingencia. Podría haberse quedado en casa y no haber conocido a su pareja. Así, lo necesario es lo que solo puede ocurrir de un modo. Piense en las leyes de la naturaleza. Si suelta la bola de billar, cae. La ley de la gravedad expresa necesidad.

Decir que el golpe fue necesario es sostener que no pudo no haber sido. Pero siendo un fenómeno social que se remonta a agentes que (libertad de la voluntad mediante) podrían haber actuado de otro modo, ello es cuestionable. Bastaría con que los golpistas hubiesen desistido. Pero también en los fenómenos sociales se acumulan, como en una avalancha, causas y azares, haciendo algunos desarrollos altamente (im)probables. Aquí discutimos sobre responsabilidades causales: si no fue necesario, los golpistas serían totalmente responsables; pero si lo fue, la responsabilidad se diluye (la bola de billar no es responsable de caer).

En segundo lugar, se entiende la necesidad en vista a la efectividad de un medio para alcanzar un fin. Quien quiere un fin debe querer también los medios. Aquí discutimos sobre justificaciones: si el fin es éticamente correcto (evitar la dictadura del proletariado o la guerra civil), y el medio (el golpe) se ajusta al fin, entonces, se sostiene, sería necesario, es decir, se justificaría. Pero no en caso contrario.

¿Qué obtenemos de esta discusión?

El primer entendimiento se construye sobre contrafactuales (los mundos alternativos que podrían haber sido). Pero dado que son muchas las causalidades que habría que desactivar para que el golpe no hubiese sido, son muchas las responsabilidades causales. Evidentemente, no todos los agentes de la época son igualmente responsables; la sangre de las manos no se lava con responsabilidades comunes. Pero son responsables de generar una polarización tal que hizo el golpe altamente probable.

El segundo entendimiento es sobre justificaciones. Aunque se sostenga que un golpe (en modo lingüístico: de dicto, es decir, cualquier golpe) es injustificable, es innegable, le guste o no, que muchos consideran que este golpe en particular (en modo: de re) sí lo fue. Sobre esto no nos pondremos de acuerdo, y la vehemencia del debate solo decaerá entrópicamente. Pero si realmente aprendimos que un golpe (de dicto) no es justificable, entonces tenemos que hacer todo lo humanamente posible contra las polarizaciones extremas que socavan la democracia –algo hoy de la mayor importancia.

Publicada en La Segunda.

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