Las nueve vidas de Hubble

7 de Diciembre 2022 Columnas
Chile es hogar de algunos de los mejores telescopios del planeta. Pero a veces, incluso ello podría no ser suficiente. Podría no ser suficiente, para escudriñar las profundidades del universo, para ver los colores que no podemos contemplar con nuestros propios ojos, para superar ello tenemos que ir por sobre la atmósfera y observar desde el espacio.
A lo largo de los años, se han lanzado muchos telescopios al espacio para observar la radiación que no podemos ver desde la Tierra. El telescopio espacial Herschel puede ver en infrarrojo; el Chandra puede observar en rayos X. Demás está decir que la humanidad ha lanzado al espacio telescopios ópticos, y estos pueden estudiar el universo con una enorme nitidez, mucha mayor que incluso aquellos instalados en la Tierra.
Durante años, el telescopio espacial Hubble fue el mayor instrumento de observación humana en el espacio. El Hubble ha proporcionado un incontable número de imágenes icónicas, como por ejemplo los “pilares de la creación”; y ha aportado importantes resultados científicos, como la determinación de la edad del universo, en 13.800 millones de años.
Recientemente fue lanzado el James Webb (JWST) que busca – entre otros objetivos- sustituir al Hubble. En muchos aspectos, el JWST es mejor que el Hubble: tiene un espejo más grande, de 6,5 metros, es capaz de “mirar” en el infrarrojo; y orbita la Tierra a una mayor distancia que su predecesor. Todo ello para mirar más lejos y buscando siempre desentrañar nuevos misterios cósmicos. Pero JWST no puede hacer todo lo que hace Hubble porque NO es un telescopio óptico, y algunos astrónomos están pensando en -adivina-… salvar la vida del Hubble.
El Hubble ya ha sido salvado varias veces. Su puesta en marcha fue un desastre… su espejo no tenía la forma adecuada. Fue el transbordador espacial quién tuvo que subir con una lente correctora, y rescatar la misión Hubble. El transbordador espacial subió cuatro veces más, cada vez que fue lo reparó, recargó de combustible y lo mejoró.
La parte triste es que el transbordador espacial ya no existe, su programa dejó de funcionar en el 2011, tras dos accidentes (El Challenger y el Columbia). Si el Hubble se rompe ahora, sencillamente no se puede reparar de la misma manera que antes. Pero tampoco puede abandonarse a su suerte. El Hubble pesa 12.000 kilos, algo así como el tamaño y peso de un camión, y cuando finalmente caiga en la Tierra, podría causar muchos daños si lo hiciera en suelo habitado. Para evitar
un desastre, el Hubble deberá acoplarse a un dispositivo, que deberá dirigirlo a una caída “segura” en alguna parte de los océanos terrestres.
Pero, ¿quién colocará ese dispositivo? La empresa SpaceX está sustituyendo el transbordador espacial por el cohete Falcon 9 y la cápsula Dragon. Pero si el Hubble puede ser visitado de nuevo, para acoplar este dispositivo, ¿por qué no mejor repararlo y mantenerlo en funcionamiento, por sexta vez? Ya lo dijo Elon Musk, CEO de SpaceX: podríamos reparar una y otra vez al Hubble, una séptima, octava y una novena vez…
El JWST está demasiado lejos de la Tierra – como para ser “revivido”- y eventualmente se quedará sin combustible, se estima que en unos 20 años. Casi sin quererlo, el Hubble podría convertirse en el telescopio de las nueve vidas, un telescopio capaz de sobrevivir a todos los demás.
Publicada por Emol.

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