Inteligencia Artificial, su evolución y los grandes dilemas que plantea para el mundo que viene

21 de Enero 2021 Columnas

El concepto Inteligencia Artificial (IA) fue acuñado en 1956 por el célebre informático estadounidense John McCarthy, quien años más tarde, en 1971, sería reconocido con el Turing Award (máxima distinción por investigación en computación, nuestro “Nobel”). Sin embargo, no hay una sola Inteligencia Artificial, pues esta es un montón de distintas áreas y sin un fundamento científico común. Ha habido, y todavía hay, distintas escuelas, en términos de enfoques a seguir y métodos a aplicar para alcanzarla. Con el propósito de abordar esta diversidad de concepciones y metas, podríamos remontarnos al trabajo del científico británico Alan Turing y su famoso test de los años 50. Un agente artificialmente inteligente debía estar en condiciones de simular el comportamiento humano, basándose en alguna forma de “razonamiento”, de modo que no pudiera ser distinguido de un ser humano al interactuar con una persona real.

Hoy uno de los temas de discusión más presentes, es el de la suprainteligencia artificial. ¿Estamos creando agentes inteligentes en el sentido de Turing, o estamos creando unos monstruos súper-inteligentes, que no tienen comparación con el ser humano en términos de intelecto? Por el momento, y afortunadamente, esto se da en actividades limitadas y no estamos hablando -aún- de una súper-inteligencia general y autónoma.

En estos avances científicos y tecnológicos, el gran problema es que, para nuestros productos tecnológicos, tenemos un uso particular en mente, pero rara vez pensamos en cuáles son las consecuencias, más allá de la meta directa e inmediata, así como tampoco reflexionamos mucho sobre qué otros usos podrían tener estos productos tecnológicos. Pero la emergencia de agentes súper-inteligentes, súper poderosos y con altos niveles de autonomía -avances tecnológicos mucho más grandiosos y complejos- podría no estar tan lejos.

Existen avances más limitados, que tal vez no llaman tanto la atención, pero que están y estarán teniendo un impacto en nuestras vidas. En mi trabajo, me he dedicado a aquellos relacionados con el manejo de datos y del conocimiento, lo que se llama ampliamente “Ciencia de los Datos”. Aquí surge un tema que es materia de mucha investigación: “La ética y transparencia”, que tiene que ver con el impacto que los productos del Data Science y de la IA tienen sobre las personas, las que están expuestas a decisiones o acciones de algoritmos de IA. En ese contexto, están surgiendo propuestas, resultados e implementaciones interesantes. En la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la UAI hemos formado un equipo de investigación en estos temas, en el que participan colegas y alumnos de postgrados.

El futuro cercano nos traerá otros problemas, preocupaciones y discusiones, entre ellos, los de naturaleza ética. ¿Qué pasará con sistemas computacionales o artefactos que externamente sean capaces de “leer” nuestros procesos y contenidos cerebrales? Es un debate emergente que ya está captando fuerte atención.

Publicada por Diario Financiero.

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