El año 2016 el político y ambientalista norteamericano Al Gore dijo que la historia del mercado solar de nuestro país lo emocionaba. “Miren lo que ha pasado”, indicó: “a finales de 2013 habían 11 MW en proyectos solares fotovoltaicos aprobados o en construcción. A fines de 2014,402 MW. Ya en 2015,848 MW, y miren cuánto alcanzaron a fines de 2016: ¡ 13.300 MW!”. Desde entonces, la historia se ha puesto todavía más emocionante. Cinco años después ¡ Chile ha superado las cifras destacadas por Al Gore en más del doble! A fines de 2021 habían 31.300 MW en proyectos solares aprobados o en construcción en nuestro país. Sin duda, Chile se encuentra alineado con el crecimiento de la industria solar fotovoltaica en el mundo, y puede ser considerado una historia de pioneros y de éxito. Sin embargo, este crecimiento conlleva enfrentar una serie de nuevos desafíos técnicos, económicos, sociales y ambientales.
En lo técnico, es claro que necesitaremos grandes cantidades de almacenamiento energético para mantener la estabilidad del sistema, así como también la rápida ejecución de proyectos emblemáticos en transmisión como la esperada interconexión en corriente continua HVDC Kimal-Lo Aguirre, proyectada para fines de esta década. Estas son condiciones habilitantes, fundamentales para evitar distorsiones de mercado, vertimientos de energía renovable y en casos extremos, restricciones de suministro eléctrico. En lo económico, precios de la energía en el entorno de los 10 dólares por MWh representarían un monto estable bajísimo, casi inédito en el sector. No obstante, no todo es positivo. Por ejemplo, dichos valores dejarían nulo margen para que la industria impulse iniciativas de investigación y desarrollo, o para que invierta en confiabilidad, seguridad y otros aspectos relevantes relacionados con proyectos fotovoltaicos.
En lo social y medioambiental cabe preguntarnos: ¿ a cuántos paneles corresponden 31.300 MW? Si la capacidad promedio es de 500 W por panel, nos referimos a ¡ 62,6 millones de unidades! Por ello, es crítico que nos hagamos cargo de los crecientes desafíos territoriales: ¿ en qué terrenos se instalarán estas unidades? ¿ qué comunidades se encuentran aledañas? Esto sin contar, ¿qué haremos cuando los paneles dejen de funcionar? ¿ podemos reparar algunos de ellos, reutilizarlos o reciclarlos quizás? La llegada de una nueva administración de gobierno genera mucha expectación. ¿Cuáles serán sus énfasis en materia energética ante la sequía que vive nuestro país y los crecientes efectos del cambio climático? Chile tiene una oportunidad única para crear valor en el sector solar fotovoltaico en tanto aproveche su infraestructura, capital humano y potencie el rol de la academia desde la investigación y la innovación. Desde el emergente Centro para la Transición Energética de la Universidad Adolfo Ibáñez invitamos a todas y todos quienes quieran sumarse para abordar estos desafíos con una mirada sostenible.
Publicada por Revista Nueva Minería & Energía