En defensa de la poesía

29 de Junio 2023 Columnas

Hace rato, la verdad hace rato que vengo sintiendo un malestar creciente, confuso, un poco indefinible cada vez que critican o hacen ironías acerca del uso de citas literarias y/o poéticas de nuestro actual presidente. Digamos que el anterior no solía citar ni a poetas ni a artistas, y si lo hacía, lo hacía mal y daba pie para las famosas piñericosas. Entonces, siendo yo una profesora de literatura, debería de alegrarme de que Boric sustente parte de sus discursos desde grandes poetas.

En un encuentro con empresarios en la Enade el 2022 cita extensamente al poeta chileno Enrique Lihn y su “Cementerio de Punta Arenas”. Otras veces le ha tocado a Gabriel Mistral, como en la reciente cuenta pública en la que la cita a propósito del derecho a habitar una ciudad bella. ¿Es malo tener un presidente culto y lector? No, no lo es. Entonces ¿qué es lo que molesta? Cito de la última columna de Carlos Peña en relación a la renuncia del subsecretaria Araos: “lo que faltó (…) no fue rebeldía, sino eficiencia; no convicciones encendidas, sino la sobriedad del trabajo bien hecho; no poemas, (…) sino instrucciones y rutinas protocolares”. Y Peña continúa: “lo que los ciudadanos esperan de quienes manejan el Estado y tienen en sus manos los servicios públicos [no son] discursos plagados de esfuerzos poéticos, sino acciones eficaces”. ¿Qué hay por debajo de estas sentencias en relación a la poesía? La poesía sería algo desconectado de la realidad, el presidente haría uso de una  florida oratoria vacía, sin relación con los cambios concretos que el país espera.

No pretendo defender al presidente. Me importa la poesía. Desde que Boric hace uso de la poesía ésta ha venido a convertirse en sinónimo de mentiras, o en el mejor caso, de mero sueño o ilusión. Se plantea una especie de dicotomía irresoluble entre accionar y poetizar. La esfera de la poesía no tendría nada que ver con la realidad o la vida. Pero sucede que no es así, o al menos no necesariamente. Pablo Neruda, en el contexto de la Guerra Civil Española, por ejemplo, escribe “Explico unas cosas”. Y explica así: “Preguntaréis por qué su poesía no nos habla del sueño, de las hojas, de los grandes volcanes de su país natal? Venid a ver la sangre por las calles, venid a ver la sangre por las calles, venid a ver la sangre por las calles!”. La poesía siempre ha estado profundamente conectada con la realidad: “¡venid a ver!”,  nos increpa Neruda. La palabra poética siempre nos ha invitado a mirar acuciosamente nuestro modo de estar en el mundo y desde ahí refundar una praxis. A todo accionar que pretende influir en la realidad eficazmente le subyace un pensamiento poético previo, que mueve y direcciona esa misma intervención en el mundo. Como decía la poetisa Emily Dickinson: “Habito la posibilidad”. La poesía es el espacio de la posibilidad; la política es esa posibilidad hecha acción .Si esto no sucede con Boric, pues no le echemos la culpa a la poesía.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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