El Gólem académico

13 de Junio 2023 Columnas

“Ser o no ser, esa es la cuestión”. Así comienza el famoso soliloquio de Hamlet. Y es que las tribulaciones de la vida humana son dilemáticas y extremas (¿enfrentar las flechas de la fortuna o sufrirlas?). Muchos han visto aquí el despertar del individuo autoconsciente. Pero si Hamlet, en vez de haber sido un príncipe danés habitando un lugar a medio camino entre la autoconfianza renacentista y el horror barroco al vacío, hubiese sido un académico con una plaza en una universidad contemporánea, se habría preguntado algo distinto y, sin embargo, muy parecido: “publicar o perecer, esa es la cuestión”.

Y es que las universidades se han desligado crecientemente del ideal de la Bildung, la educación humboldtiana, para transformarse en fábricas de papers. Estos desarrollos producen dinámicas propias. Como diría Luhmann, el sistema universitario (evaluación, contratación y despido, jerarquización, salario, carga docente, burocracia, acreditación y, en fin, todo lo que se pueda numerar) cobra, cual Gólem, vida propia; y la agencia de los académicos pasa a estar gobernada por las fuerzas del sistema: cuántos artículos WOS (una indexación de revistas), qué cuartil, cuántas citas, cuánta vinculación con el medio, etc. Por cierto, algunos logran adaptaciones excepcionales al sistema. Según El País, el investigador más prolífico de España, el año 2022 publicó 176 trabajos –uno cada dos días. Otros lo siguen con 110, 108, y más cifras asombrosas. Como se aprecia, firmar entre los autores de una investigación no es sinónimo de haberla realizado. El capitalismo crea fuerzas de producción masivas y colosales, observó Marx, y así ha surgido una industria de la publicación: redes de citas y empresas que, entre otros, cobran por publicar o firmar como autor de trabajos ya hechos. No deja de ser irónico que el investigador más prolífico sea experto en carne, uno que transformó su laboratorio en una fábrica de salchichas–WOS. Pero por la presión del sistema, además de la salud, sufre la creatividad y calidad: junto a cerros de artículos repetitivos y anodinos que nadie lee (pero se citan), cada vez menos se investiga y publica asuntos novedosos. Después de todo, la creatividad, la verdadera investigación, y el tiempo que requieren, son riesgos que el sistema de arbitración de publicaciones y con ello la carrera universitaria, castigan.

Hay una historia que ilustra bien esta dinámica: dos paseantes se encuentran con un león en la selva, y mientras uno desespera, el otro tranquilamente calza sus zapatillas. El primero lo increpa: “¡pero crees que puedes correr más rápido que el león!”. “No”, responde el otro: “solo debo correr más rápido que tu”. Se podría retrucar que la fuerte competencia y presión son buenas porque acusan el ingenio y la excelencia. No es así. Más bien se activa otro módulo: el de la supervivencia. Y cuando se trata de sobrevivir, todo parece estar permitido. Y así –como en Hamlet– el resultado de esta lucha está programado: “publicar y perecer”.

Publicada en La Segunda.

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