Distorsiones en el mercado eléctrico

28 de Julio 2022 Columnas

En medio dela inmensa cantidad de desafíos políticos y económicos que vive nuestro país, tal vez los mayores que hemos experimentado en 40 años, es posible que algunos temas pasen hasta cierto punto inadvertidos. La inflación en general, el aumento de los precios de los combustibles en particular, los precios récord del dólar y las reacciones del Banco Central y el Ministerio de Hacienda frente a estos fenómenos copan, naturalmente, la agenda pública en materias económicas.

Sin embargo, detrás de estas materias visibles nos encontramos, como ha sido advertido recientemente por industrias, parlamentarios y medios de comunicación, con diversos problemas graves que, en el corto y mediano plazo, podrían comprometer de manera decidida no solo la viabilidad de actividades vitales para el desarrollo de nuestro país, como lo es la generación eléctrica con energías renovables, sino también la de los compromisos de Chile con el cambio climático y la transición energética. Desde hace ya algunos años la industria eléctrica ha estado viviendo serias distorsiones en el mercado que afectan de forma grave la competitividad de empresas pequeñas y medianas que desarrollan proyectos de energía limpia, a tal punto de comprometer su viabilidad.

Entre estas distorsiones la que ha resultado más visible y comentada es la relativa al congelamiento de los precios de la energía la que ha redundado, por una parte, en la imposibilidad para estas empresas de transferir sus costos a los clientes y, por la otra, la obligación de financiar estas diferencias con su propia caja, por largos períodos, imposibilitándoles así incluso contar con los flujos mínimos necesarios para cubrir sus compromisos financieros. Sin embargo, esta no es la única distorsión en el mercado eléctrico. A ella se suman una serie de definiciones que ha adoptado tanto el regulador, a través de la Comisión Nacional de Energía (CNE), como el Coordinador Eléctrico Nacional (CEN), a través de sus reglas de programación, planificación y despacho de la energía.

Se trata de temas extremadamente técnicos, difíciles de explicar en una columna, pero que se pueden resumir en determinaciones que privilegian exclusivamente una “supuesta” seguridad del sistema, alterando las reglas económicas que deben regir cuáles energías y de qué fuentes serán generadas por el sistema, distorsionando de este modo no solo los precios, sino también obligando en ocasiones a las empresas renovables a “botar” la energía que producen para utilizar en su lugar aquellas generadas por unidades contaminantes y basadas en combustibles fósiles. Es el caso de, entre otras, las restricciones impuestas por mínimos técnicos, tiempos mínimos de operación de centrales térmicas y muy especialmente la declaración de inflexibilidad del gas. Caso, este último, que no solo provoca una de las mayores distorsiones en términos económicos, sino que ha sido materia de gran controversia frente a los organismos de defensa de la libre competencia, el panel de expertos eléctricos y recientemente, incluso, la Corte Suprema de Justicia.

A pesar de sus complejidades técnicas y diferencias conceptuales, todos estos casos de distorsión de mercado tienen tres aspectos en común, El primero es modificar los precios que resultarían de la aplicación de económicas normales; el segundo, desincentivar el desarrollo de las energías renovables, y el tercero, y tal vez más grave, ser completamente contradictorios con los compromisos políticos e internacionales de Chile en términos de lucha contra el cambio climático.

Chile se había mostrado como un país especialmente atractivo para el desarrollo de energías limpias, lo que no solo ha atraído inversiones, sino que ha tenido efectos directos en la baja de los precios y la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero. Esa promesa, que es la promesa de un país que transita desde las energías fósiles, contaminantes y caras, hacia energías renovables y bajas en emisiones, no es compacon este tipo de distorsiones que, en el extremo y de no resolverse en el corto plazo, podrían Comprometer para siempre la vocación ecológica y renovable de nuestro país.

 

Publicado en El Mercurio

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