Deseo, cuerpo y patria

19 de Septiembre 2021 Columnas

Mary Shelley, en su libro más famoso, Frankenstein, pone en boca de la criatura maldita  la necesidad de un espacio en el cual poder ser libremente. El monstruo le exige a su creador, Victor Frankenstein, que le otorgue una pareja igual a él y a cambio ofrece irse: “me iré a las inmensas soledades de Sudamérica”. Sin duda que Mary Shelley escribe desde un etnocentrismo hoy en día condenable, o al menos ingenuo. El paisaje que atraviesa esta novela es del todo europeo: son los valles del Rhin y las montañas y lagos  de Suiza. Y como contrapartida a esta idílica naturaleza plena de cultura y civilización, se ofrece una visión americana de un paisaje bárbaro, inmenso y solitario. Solo en ese espacio encontraría un hogar posible un ser tan horrendo como el monstruo. El pasaje provoca una sonrisa en el lector latinoamericano, pero la sonrisa pasa a mueca al pensar si no habrá algo de cierto en esta cliché de la soledad y la inmensidad.

Fiestas Patrias una vez más, en un contexto complejo en el que se han puesto a circular anhelos de refundación, mitos varios sobre nuestros orígenes y futuros inciertos. Retomo lecturas nuestras, y digo “nuestras” sabiendo lo complejo que anida en este posesivo. La oralidad de Violeta Parra y la música de  Patricio Manns en su desgarrador “La Exiliada del Sur”. El cuerpo que se va dejando en distintos lugares de nuestro país, como quien se desarma o se dona en vivo: “Un ojo dejé en los lagos Por un descuido casual” y sigue “Mi brazo derecho en Buín/Quedó, señores oyentes/ El otro en san Vicente/ Quedó, no sé con qué fin/ Mi pecho en Curacautín”.  Y siguiendo con nuestras voces, es Gabriela Mistral en su Poema de Chile: “En tierras blancas de sed/partidas por abrasamiento, los Cristos llamados a cactus/vigilan desde la eterno./ Soledades, soledades, desatados peladeros.” La imagen del peladero que se contrapone al del Vergel.

Otro lugar común que conforma nuestro imaginario: “Cuando Dios creó el Edén, pensó en América”. Pero el peladero se superpone con más fuerza al Vergel. Gabriela que marca un “todavía”, un “todavía” que resuena con tanta lucidez en estos días: “Todavía, todavía/esta queja doy al viento: los que siembran, los que riegan, los que hacen podas e injertos, los que cortan y cargan/debajo de un sol de fuego/la sandía, seno rosa/el melón que huele a cielo, todavía, todavía/ no tiene un canto de suelo”. Ese todavía que Chile busca en estos tiempos, mediante podas e injertos que no sabemos aún hacia dónde nos llevarán. Fiestas Patrias que coinciden con la primavera, ese viento que todo chileno sabe reconocer y que viene cargado de deseos y de olores. Cargado también de eso que en nuestra lengua llamamos “lluvia mata pajaritos”. Cruel imagen que también se deja aplicar a estos raros días, cuando pensamos que tenemos ya todo firme y armado todo se nos deshace en un suspiro. Fiestas Patrias 2021: un deseo de cuerpo retenido por aforos y que probablemente paliaremos mediante vinos y empanadas.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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