Desarrollo productivo y transición verde

17 de Noviembre 2022 Columnas

A días del inicio de la COP 27 la semana pasada, la OCDE publicó la 15va edición de “Perspectiva Económica Latinoamericana”, enfocada en los retos y oportunidades que presenta una “Transición Verde”, entendida como una estrategia que permita enfrentar las diferentes “trampas al desarrollo” que afectan a la región. No se trata solo de enfrentar el cambio climático, sino que de contribuir también a resolver las brechas de productividad, vulnerabilidad social y deterioro ambiental de nuestros países.

Enfocarse en una “Transición Verde” es especialmente pertinente para Chile, ya que ofrece la opción de generar una visión compartida sobre opciones de política que trascienden los gobiernos y que además se conectan con aprensiones y motivaciones de la mayoría de nuestra población. En efecto, el informe señala que Chile es el país de la región en que la mayor proporción de la población considera que el cambio climático es una amenaza seria.

En la medida que una agenda de descarbonización permita también abordar las crisis ambientales locales, sofisticar la estructura productiva, con atributos de sostenibilidad y así crear nuevas oportunidades de empleo de calidad en los territorios, podría concitar importantes grados de consenso y mejorar la confianza en las instituciones, permitiendo avanzar en mayores grados de cohesión social.

Chile tiene la singularidad de contar con las mejores condiciones del planeta para el despliegue de energías renovables y, al mismo tiempo, los recursos minerales esenciales para el fortalecimiento dela acción climática global, como el cobre y el litio.

Debemos enfocarnos en hacer sustentable el aprovechamiento de recursos naturales renovables; en desarrollar una minería responsable y descarbonizada, con enfoque de minería circular y mínima utilización de recursos hídricos; y en transformar nuestros recursos energéticos renovables en bienes exportables, como el hidrógeno verde y los combustibles sintéticos.

El reciente acuerdo de CORFO con el BID y el Banco Mundial para generar una facilidad financiera que comparta riesgos con las empresas pioneras del hidrógeno verde (H2V) es una señal potente que puede movilizar miles de millones de dólares en inversión, que impacten positivamente en los territorios y generen sinergias entre el desarrollo energético exportador y el esfuerzo de transformación productiva verde. Por ejemplo, si en el proceso de reducción directa de hierro usamos H2V en vez de carbón, tenemos briquetas de hierro bajas en emisiones. Estas pueden ser exportadas a la siderurgia europea que tiene como objetivo la producción de acero verde. También lo podemos aprovechar para la producción de cátodos verdes para baterías de vehículos eléctricos.

Una estrategia de desarrollo que ponga la sostenibilidad al centro, con su impacto en sustentabilidad ambiental global y calidad ambiental local generaría un círculo virtuoso entre una mayor sofisticación productiva, aumentos de productividad y generación de los empleos de calidad que el país necesita.

Publicada por Diario Financiero. 

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