Censura en Twitter

17 de Enero 2021 Columnas

Desde el 1 de junio de 2019, la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA) modificó el reglamento y determinó que, cada vez que la pelota tocase la mano de un jugador, independiente de su voluntad, se sancionaría penal. Por un lado, esto aumentaría la cantidad de penales y, por lógica consecuencia, de goles. Por otro lado, se ahorraban la eterna discusión respecto a, por ejemplo, si la mano que cobró Lucien Bouchardeau contra Chile en el Mundial de Francia 98 era o no penal.

El primer objetivo se logró: aumentaron los penales y los goles (Wanderers lo ha padecido). Sin embargo, el segundo objetivo no se ha logrado. A pesar de que la norma diga que toda mano es penal, hay situaciones en las que resulta insensato cobrarlo. De partida, el término es absurdo, no se cobra solo la mano, se incluye el brazo, el codo, el antebrazo, la muñeca, etc. Tampoco es fácil distinguir dónde termina el brazo y dónde comienza el hombro. En fin, lo que puede lucir lógico en un reglamento, puede tener una serie de dificultades al momento de llevarlo a la práctica.

Algo similar sucede con las redes sociales, específicamente con Twitter, que, durante este último tiempo, ha comenzado a censurar cuentas de algunos personajes, siendo el presidente Donald Trump el niño símbolo de este control. Asumo que la gran mayoría está de acuerdo con que alguien que llame al pueblo a levantarse contra las autoridades democráticamente elegidas pueda ser bloqueado. Sin embargo, nuevamente, y al igual como ocurre con la mano/brazo del fútbol, nos encontramos con un problema, cuando empezamos a darnos cuenta de que, en conjunto con los blancos y negros, hay una infinita escala de matices.

De hecho, los dos mensajes por los que fue censurado Trump no eran un llamado explícito a la violencia, como sí lo hizo cuando fueron las protestas por la muerte de George Floyd. En esa oportunidad, el presidente escribió a modo de amenaza: “Cualquier dificultad y asumiremos el control, pero cuando comienza el saqueo, comienzan los disparos”.

En esta ocasión, en cambio, fue el equipo de Twitter el que interpretó y tomó la decisión del bloqueo luego de que Trump anunciara: “Para todos los que han preguntado, no asistiré a la Inauguración el 20 de enero”. Según la empresa, este tweet y otro anterior debían ser leídos en el contexto del asalto al Capitolio y el anunciar que no iba a participar: “puede incentivar a  aquellos que potencialmente estén considerando actos violentos y que la toma de posesión sería un objetivo seguro, ya que él no asistirá”, declararon los “guardianes de la democracia”.

Se trata, sin duda, de una medida poco clara. Twitter surgió como una red social en la que todos podían expresarse, siempre y cuando respetaran algunas reglas como, por ejemplo, no emitir declaraciones que glorifiquen la violencia, que fue la acusación con la que se bloqueó a Trump.

El hecho nos toca de cerca y nos vuelve a llevar al punto del principio: la interpretación. Pensemos en el 18 de octubre de 2019. Mientras algunos celebraban el despertar de Chile y llamaban al pueblo a manifestarse, para otros esta interpelación a protestar contra los “abusos del Gobierno” constituyó una “glorificación de la violencia” que permitió la quema de más de treinta estaciones del metro. Sin embargo, no hubo censura.

En la vereda contraria, la “flamante” candidata a constituyente por el Partido Republicano, Teresa Marinovic, publicó en su cuenta, luego del accidente del estudiante que cayó del puente Pío Nono: “¿Cómo sigue el estado de salud del joven que practicaba natación en el Mapocho?”, mensaje que sigue vigente y que no fue censurado por la red social. Por el contrario, tuvo 3 mil retweet y 4 mil me gusta.

A partir de estos ejemplos, vale la pena preguntarse ¿quién y con qué medios se puede determinar que un mensaje glorifica o no la violencia? ¿Dónde está la línea entre lo que debemos censurar o no?

No me pregunte a mí. Si todavía sigo discutiendo con mi hijo respecto a cuándo debería cobrarse una mano en el fútbol, menos voy a poder entregar una receta respecto a qué se debe censurar y qué no. Sí tengo claro dos cosas: primero, debe existir algún control y censura respecto de lo que se publica y, segundo, Twitter dejó de ser una red neutra. Esto último me parece tanto o más peligroso que las tonteras de Trump.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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