Allende según Mansuy

24 de Julio 2023 Columnas

La renuncia de Patricio Fernández al cargo de asesor para los 50 años del golpe de Estado y la entrega de una medalla al juez Baltazar Garzón surgen como una oportunidad para leer el último libro del oriundo de Valparaíso y wanderino, Daniel Mansuy, titulado Salvador Allende.

El libro está dividido en tres partes. En la primera, Mansuy hace una interesante reseña histórica que conduce al 11 de septiembre de 1973. En la segunda, hace una reflexión sobre el exmandatario y su evolución historiográfica y política, para terminar en un análisis crítico del presente.

Por defecto profesional, me quedo con la primera parte. La obra se inicia con el martes 11, la decisión del mandatario de permanecer en la Moneda, su discurso y el suicidio: “Allende cuenta con la lucidez necesaria para proveer de un marco y de una narrativa a su propio final: su hora más oscura queda cargada de sentido”. Gracias a este acto, dice Mansuy, Allende se eleva del Golpe, de la UP, de sus adversarios y se instala en la historia larga de Chile, dejando una huella imborrable y una discusión en torno al 11 de cuyo embrollo aún no hemos salido.

El autor destaca el conflicto en el que se veía envuelto Allende en su época. Mientras él quería avanzar hacia el socialismo por una vía pacífica, otros querían hacerlo a través de las armas. Una revolución urgía acabar con las instituciones burguesas y Allende era más un burgués que un revolucionario.

En esta línea, la imagen de Allende como un líder se aleja de los hechos. Uno de los grandes conflictos era el limitado poder del presidente sobre este conglomerado y, en especial, sobre el Partido Socialista (PS). Cualquier acercamiento hacia la Democracia Cristiana (DC), lo alejaba del PS y su cercanía con este partido lo alejaba de la DC. Un dilema que nunca tuvo solución. El martes 11 se explica, entre otras cosas, porque Allende no fue capaz de elegir.

También destaco de esta primera parte, la descripción que hace del éxito inicial y posterior estancamiento económico; la relación con los partidos de izquierda y de centro; las expropiaciones; la incorporación de los militares al gabinete y los conflictos entre los oficiales; la radicalización de la izquierda; el impacto de las JAP e intentos por controlar la economía; el decepcionante viaje a Rusia, los conflictos con los otros poderes del Estado, el rol de Prats (y su clarividencia para anticipar cómo sería una dictadura), en fin, un cuadro completo de los días previos al 11.

En la segunda parte, temas relevantes son si la UP fracasó o fue derrotada, cómo fue evolucionando la figura de Allende, su rol en la Concertación hasta llegar al actual presidente Boric.

La parte más sabrosa del libro y en la que Mansuy termina transformado en el columnista, surge cuando analiza la relación de Gabriel Boric con Salvador Allende. El presidente lo ha utilizado desde que asumió el cargo con el fin de establecer una continuidad con él. El problema de Boric y de la nueva izquierda, para el autor, es que se quedan anclados en el día del golpe: “Encerrarse en el 11 de septiembre -pero: en una lectura errada del 11 de septiembre- equivale a privarse de las herramientas indispensables para comprender el presente”.

Mansuy dice que el presidente jamás reflexiona ni tematiza sobre el fracaso de la UP y acusa: “No puede gobernar para el presente porque está atado a un pasado que no comprende (…) Boric quería emular a su predecesor, pero ni siquiera es seguro que haya comprendido cabalmente el personaje”.

En esta misma línea, no deja de ser curioso que el mandatario haya recomendado este libro. Será porque es muy humilde, porque no lo entendió bien o porque el que le hizo el resumen prefirió omitir esa parte.

Espero sea la primera opción, de lo contrario, le recomiendo leerlo completo, no solo al presidente, sino a todos quienes quieren comprender cómo se llegó al 11 de septiembre de 1973.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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