Actualización del currículum escolar: ¿es pertinente ahora?

27 de Junio 2024 Columnas

El MINEDUC ha dado a conocer su propuesta de actualización curricular para ser sometida a consulta pública. Se trata de un documento que propone cambios a las Bases Curriculares de 1° Básico a 2° Medio, las cuales se encuentran vigentes desde 2012 (para 1° a 6° Básico) y desde 2015 (en el caso de 7° Básico a 2° Medio). Hay quienes plantean que actualizar el currículum escolar no es necesario, considerando que nuestro sistema educativo presenta otras urgencias, o bien que para los docentes sería un desgaste asimilar un nuevo cambio curricular. ¿Es esto efectivo?

Consideremos que, en el mejor de los casos, la actualización curricular entraría en vigor en 2027, siempre y cuando sortee con éxito la evaluación del Consejo Nacional de Educación (CNED), que es finalmente el que aprueba o rechaza la propuesta de acuerdo con nuestro marco normativo. Esto significa que el currículum de 1° a 6° se mantendría vigente por casi quince años; y el de 7° a 2° Medio, por trece. Sería un error suponer que tras todo ese tiempo no es necesaria al menos una revisión de qué es aquello del currículum vigente que se debería preservar, y qué sería conveniente actualizar a la luz de los nuevos desafíos que se nos presentan como sociedad. De acuerdo con la OCDE (2020), países con sistemas educativos exitosos como Australia, Canadá (British Columbia y Ontario), Estonia, Finlandia, Japón, Corea del sur y Singapur, implementan procesos de rediseño curricular en ciclos que van desde los cinco a los diez años. Otros como Dinamarca, República de Irlanda, Nueva Zelanda, Reino Unido, Estados Unidos, Países Bajos, Noruega y Hong Kong lo hacen cuando lo estiman pertinente. Solo dos países, Vietnam y Canadá (Québec) ejecutan estos procesos en ciclos de entre quince a veinte años. Depende de cada país cada cuanto tiempo se revisa y rediseña un currículum escolar, pero en ningún caso podría decirse que llevar a cabo esto tras más de diez años de vigencia de las Bases Curriculares sería absurdo o innecesario. Solo un dato: los países con mejor desempeño en PISA lo hacen en período más breves.

Por otro lado, es necesario considerar que desde la entrada en vigencia de las actuales Bases Curriculares de 1° Básico a 2° Medio, la propia sociedad civil ha planteado demandas de ajustes al currículum escolar —​​por mencionar algunas, incluir educación vial, en Derechos Humanos, emocional, ambiental y/o financiera—, que no ha sido posible incorporar en el momento en que se proponen, ya que modificar año a año las Bases Curriculares sí que resultaría inconveniente tanto para docentes como estudiantes. Todos quienes presentaron estas iniciativas lo hicieron, además, pensando en una asignatura distinta para cada una, sin proponer mecanismos para incluirlas dentro de las horas lectivas disponibles, que suele ser el límite concreto de toda ampliación curricular. De hecho, la propia educación ciudadana emergió como recomendación de la así llamada “Comisión Engel” (2015), que decantó en la promulgación de la Ley 20.911, que crea el Plan de Formación Ciudadana (2016).

Todos los temas propuestos son altamente relevantes, pero no es posible actualizar el currículum escolar cada vez que un actor de la sociedad civil levanta esta necesidad. En cambio, como sugirió la Mesa de Desarrollo Curricular (2016), resulta más conveniente implementar ciclos de revisión y actualización, sin que esto implique cambios «estructurales», y otros ciclos para procesos de reforma profunda. Así se permite dotar de estabilidad al sistema escolar, y evitar cambios tan frecuentes que pueden incidir negativamente en el aprendizaje. De este modo, cada cierto tiempo se abren ventanas para discutir qué conocimientos, habilidades o actitudes son necesarios incorporar en el currículum escolar en un proceso ordenado, consultivo, que decante en una propuesta curricular sustentada en evidencia, que sea coherente y acorde a los objetivos generales que define la Ley General de Educación (LGE). Esto explica también la inconveniencia de que los congresistas presenten proyectos de ley que crean asignaturas nuevas, como lo han hecho tantas veces; no solo porque la propia LGE delega esta facultad en la potestad reglamentaria, sino porque tampoco resulta lógico sumar asignaturas con nuevos contenidos sin hacerse cargo del hecho que el tiempo escolar es finito y que sumar horas en un lado, implica restar de otro.

En definitiva, una modificación al currículum escolar debe ser un todo coherente y no una mera suma de iniciativas particulares. Por ello se debe realizar tras el cumplimiento de un ciclo; el cual, si bien no está expresamente definido en cantidad de años, varios países lo estiman para un máximo de diez. Por lo tanto, proponer una «actualización» al currículum escolar —distinto sería si se trata de una «reforma»— no resulta impertinente. Otro tema es si la propuesta de actualización es satisfactoria, lo que da para abordarse en otra columna.

Publicada en Ciper.

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