María Antonieta Saa: El plebiscito en los ojos de una feminista

6 de Octubre 2018 Investigación Noticias

Artículo 29. Autor: Sebastián Alaniz, profesor de la Escuela de Comunicaciones y Periodismo UAI.

Más allá de la articulación política en torno al plebiscito, una de las fuerzas sociales más llamativas en contra de la dictadura fue la que lideraron las mujeres feministas. Tomando diversos nombres e institucionalidades a lo largo de un recorrido que comienza a fines de los 70, la gran demanda de las mujeres de cara al plebiscito de 1988 se resumía en “democracia en el país y en la casa”. Para María Antonieta Saa, exalcaldesa, exdiputada del PPD y una de las mujeres que lideró este movimiento, falta mucho todavía – a 30 años del triunfo del No – para concretar esa demanda.

Sentada en una sala de reuniones del Consejo Regional Metropolitano de Santiago, donde trabaja como consejera desde 2013, María Antonieta Saa se entusiasma y se emociona al hablar de su labor en los movimientos feministas durante la dictadura y del plebiscito de 1988, el cual define como una “epopeya”. Pero al retroceder en el tiempo para reconstruir la historia, reconoce con claridad a otras mujeres como sus predecesoras.

“Las mujeres se organizaron muy temprano contra la dictadura. Las primeras fueron, en el Estadio Nacional, las mujeres familiares de los presos, de las víctimas de los derechos humanos. Ahí hubo un contingente de mujeres muy muy valientes, que desde los primeros momentos salieron a lo público, a denunciar los atropellos a los derechos humanos de la dictadura. Posteriormente vino una tremenda crisis económica y ahí hubo una tremenda organización de las mujeres populares. Las mujeres se organizaron en ollas comunes, comprando juntas, y le hicieron la guerra a toda la escasez, a la cesantía. Los hombres estaban todos cesantes, totalmente desestructurados en su papel de proveedores. Incluso existió una organización que se llamó Momupo (Movimiento de mujeres populares) que se declaraban feministas. Como a finales de los 70 surgió el primer grupo feminista – costó mucho llamarse feministas en esa época – en el Círculo de Estudios de la Mujer, que estaba al amparo de la Academia de Humanismo Cristiano de la Iglesia. Entonces había una serie de problemas, había que ser muy sigilosas para no ofender a nuestros protectores.”

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