Retratos de realidad

18 de Junio 2024 Estudiantes Noticias

Múltiples premios, muestras, estudios y fotografías, muchas, pero muchas fotografías. El currículum de Carolina Agüero habla por sí mismo. Cursó su carrera en el Instituto Profesional Arcos, fue alumna libre de escultura en el Bellas Artes de Viña Del Mar y en 2020 estudió en Cámara Lúcida. Desde el año 2009 a la fecha ha tenido la oportunidad de exponer en múltiples muestras individuales y colectivas trabajando de la mano de artistas de México, España, Australia, Perú, Francia, Venezuela, Brasil, Alemania y Chile. En su propio Instagram se define como “Artista Visual/Docente, activista por los DD.HH. & LGTBIQ+”. Y es que su trabajo se conecta profundamente con las causas que defiende.

Pero llegar al lugar donde está ahora no ha sido un camino fácil. Como mujer ha tenido que vivir con los constantes comentarios sexistas que abundan en el mundo del arte: “yo ocupaba mi apellido, “Fotografía Agüero”. Y cuando ganaba o me invitaban a encuentros, se sorprendían de que fuera una mujer la autora de las imágenes. Me decían cosas muy fuertes, como que debería estarme dedicando a la foto publicitaria para dejarle esa pega más documental a los hombres”, recuerda.  Sin embargo, poco a poco este espacio se ha ido expandiendo para las mujeres pues “se nos están abriendo más las puertas”, afirma.

Disparando realidad

Además de esas dificultades, denuncia la poca importancia que se le presta en nuestro país a las artes en general: “Estamos dentro de un espacio que todo es precario, entonces eso hace de que la gente se preocupe de otras cosas, como del vivir el día a día, de llevar el pan a la casa”, asegura. En efecto, desde el inicio de su carrera, percibió las inequidades de nuestra idiosincrasia: “cuando empecé a estudiar fotografía noté una sociedad que estaba muy desigual en varios ámbitos: socialmente, políticamente y, sobre todo, en igualdad de género”, señala.

Y entonces su cámara se convirtió en su arma de lucha, disparando su obturador comenzó a descubrir y mostrar realidades que no suelen ocupar las páginas de papel couché, ni tampoco las galerías de arte: “al principio fue bastante difícil, porque todo el tiempo me decían que hacía fotos feas. Incluso mi familia. Fue en el tiempo de mi primer libro que abordé como un trabajo documental, Vidas ocultas. Mis fotos no eran feas, eran el reflejo de lo que yo estaba percibiendo visualmente”, dice.

Revisa la entrevista completa aquí.

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