Ayer se celebró la Inauguración del año académico 2021 de la UAI donde el rector, Harald Beyer, reflexionó sobre lo vivido por Chile, el mundo y la Universidad en particular a propósito de la pandemia: “Ha sido un año desafiante para todos y todas, recién comenzadas las clases el año pasado, como consecuencia de la pandemia que afectó al mundo, tuvimos que adaptarnos rápidamente e iniciar clases y otras actividades de forma remota. Las barreras que surgieron fueron de distinta naturaleza, pero la dedicación de todos y todas nos permitió que pudiésemos sortearlos razonablemente bien”.

A pesar de estas circunstancias, Beyer destacó que la UAI pudo conservar, haciendo las inversiones y adecuaciones necesarias, su vibrante proyecto universitario en el contexto nacional, siendo prueba de ello, el reciente proceso de admisión de pregrado donde hubo un aumento en el número de postulantes promedio por vacante que se ofrecieron para estudiar, ello a pesar de que el número de estudiantes en las universidades chilenas viene cayendo en el último tiempo. El rector destacó que este aumento relativo en la demanda por las vacantes para estudiar en la UAI no es casualidad, “sino que es el resultado de un esfuerzo consciente por poner a nuestros estudiantes en las preocupaciones. Prueba de ello es que fue la primera universidad del país en iniciar clases presenciales tanto en posgrado como en pregrado en 2020. Esto se hizo a través de la modalidad híbrida y fue de carácter voluntario para las y los estudiantes. La experiencia fue muy satisfactoria y no habría sido posible sin el esfuerzo de muchas personas, en particular académicos y académicas que aceptaron el desafío de ofrecer sus clases en este innovador formato. Pero también de colaboradores y colaboradoras sin cuya labor, que ha menudo pasa desapercibida, no habríamos logrado este propósito”.

Asimismo, contó que durante el 2020 y atendiendo a los impactos económicos que la pandemia produjo en algunos hogares de nuestros y nuestras estudiantes, la institución fue capaz de generar un sistema de apoyo inédito que alivió su carga arancelaria. En cuanto a lo pedagógico explicó que: “a pesar de las dificultades pudimos seguir consolidando un proyecto formativo que estoy seguro permite que nuestros y nuestras estudiantes crezcan más como personas y futuros profesionales que en instituciones alternativas. El programa de Artes Liberales exhibe cada vez, con más claridad, su aporte, sobre todo en el contexto actual, que ha demostrado sin matices la importancia de agregarle a la formación profesional, una formación que trasciende un ámbito específico y que desarrolla habilidades como el pensamiento crítico, la reflexión creativa, el trabajo en equipo y la resolución de problemas complejos, entre otros; recursos indispensables para enfrentar con éxito el mundo de cambios vertiginosos que estamos experimentando”.

Antes de dar paso a la charla magistral de inauguración, el rector Harald Beyer concluyó planteando que: “hay una convicción de la Universidad y su comunidad de que debemos asegurar la mejor experiencia académica de quienes nos eligen, por cierto, esto está inserto en una experiencia de mejora continua, así por ejemplo ya se está trabajando para avanzar hacia una mayor flexibilidad curricular y mayores innovaciones metodológicas en el aula que se espera vayan en directo beneficio de los y las estudiantes”.

Iván Jaksic, Premio Nacional de Historia 2020 y Director de la Cátedra Andrés Bello de la Universidad Adolfo Ibáñez, inició su exposición detallando datos biográficos de Andrés Bello para luego focalizarse en traer a Bello al momento actual, respecto a su idea sobre las Constituciones: “Creo que hay un hilo conductor que preparó a Bello para ser un aporte importantísimo del Estado y de la República en Chile. Pareciera que fuera de hecho un plan en donde Bello trazó su trayectoria, pero en realidad es el producto de una serie de accidentes, algo no muy ajeno a lo que vivimos todos en nuestras vidas personales y en nuestras vidas personales cuando tenemos los instrumentos para adecuarnos, para adaptarnos a diferentes situaciones, situaciones cambiantes y a veces, por qué no decirlo, catastróficas”.

Jaksic señaló cómo a veces vivimos situaciones cíclicas en donde los desafíos continúan siendo los mismos, en donde como sociedad y como individuos tratamos de resolver problemas, pero vuelven una y otra vez, porque así es el mundo, así es la vida, constante cambio y en este sentido, plantea que “Bello llega en un momento de crisis constitucional en Chile. Se encuentra con un país que ya está agotado por una serie de experimentos constitucionales. Bello reconoce esta realidad y busca encausarla. Para él la Constitución no es solo un tema de interés, un tema teórico, es un redactor de la Constitución. Pero la pregunta para nosotros es qué pensaba él realmente de la Constitución, porque era un hombre que sabía navegar entre las obligaciones y su propio sentido de la responsabilidad individual por lo que no es de extrañar que apoyara el esfuerzo del gobierno de Joaquín Prieto”.

El académico planteó que Bello presenta una visión no hostil, pero sí escéptica y cautelosa respecto de la Constitución, que confirma las opiniones que él tenía de una de las constituciones más famosas hasta la fecha, la Constitución Española de 1812. Por tanto, es claro que él apoya la Constitución de 1933, porque es un hombre pragmático, que entiende que las Constituciones representan una realidad en las repúblicas hispanoamericanas. Jaksic cita y dice que: “Bello define que el papel de las constituciones ‘es el de determinar las condiciones del pacto social’ y celebra a la Asamblea Constituyente porque su empeño ‘ha sido combinar un gobierno vigoroso con el goce completo de una libertad arreglada, es decir, dar al poder la fuerza para defenderse contra los ataques de la insubordinación producida por los excesos de la democracia y proporcionar a los pueblos y a los hombres recursos con los que preservarse del despotismo´. Nuevamente, no crear expectativas, introducir un elemento de escepticismo, explicar específicamente por qué hay que cambiar, pero que el cambio no se hace por el cambio mismo, sino que se hace para mejorar”.

El Director de la Cátedra Andrés Bello puntualizó que en los escritos de Bello también aparece algo de su pasión y de su afán polémico a pesar de su trato tan moderado y racional y cita a Bello: “Veamos los hechos como son, hablemos el lenguaje del sentido común, las Constituciones son a menudo la obra de unos pocos artífices que unas veces aciertan y otras no, no precisamente porque la obra no haya salido del fondo social, sino porque carece de las cualidades necesarias para influir poco a poco en la sociedad y para recibir sus influencia de manera de que esta acción recíproca, modificando las dos las aproxime y armonice”.

Bello no era enemigo de las Constituciones, afirmó Jaksic, pero consideraba que su proliferación y frecuente fracaso obligaba a buscar: “otras fuentes de estabilidad política, su visión negativa se debía a la Constitución de 1812, se refería sobre todo a las teorías abstractas, el decir, buscar moldear la sociedad a partir de un concepto filosófico de lo que es el bien común. En otras palabras, el papel de la política, el papel de la ley es el de dar estabilidad a las relaciones entre los ciudadanos y la Constitución es como el marco general, es como el mapa que distribuye el poder, pero cuyo alcance es necesariamente limitado”.

Jaksic concluyó su charla planteando que: “Yo espero que, como universitarios, a través de la cátedra Andrés Bello, a través del contacto entre colegas con alumnos, desde nuestro ámbito universitario podamos aportar en este proceso constituyente actual de una forma lúcida, con conocimiento histórico, peso intelectual y capacidad crítica al verdadero papel con sus alcances y limitaciones de una Constitución”.

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