La actual crisis sanitaria y el contexto actual de incertidumbre ha demostrado que la filantropía juega un rol fundamental, sobre todo cuando se trata de entregar apoyo y ayudar al otro.
Sobre este tema expuso el profesor de la Escuela de Psicología, y Director del Magíster en Comunicación Estratégica de la Escuela de Comunicaciones y Periodismo, Felipe Valdivieso, en conversatorio organizado por el Refugio de Cristo donde también participaron el padre Enrique Opaso, Maximiliano Duarte de la Fundación Piensa, y moderados por el director de El Mercurio de Valparaíso, Carlos Vergara, el docente expuso acerca del panorama social que se ha hecho patente desde el estallido del año pasado, materializándose en una “mayor conciencia de la interdependencia a nivel medioambiental, sanitario, social, económico y político. Esta mayor conciencia genera una tensión entre los límites entre el individuo y lo colectivo a los cuales estamos acostumbrados”.
Lo anterior ha llevado a una “revalorización de lo colaborativo, autogestionado y recíproco, por ejemplo, las miles de iniciativas sociales como las ollas comunes, grupos de ayuda, economía circular, redes de cooperación, innovación, etcétera. En síntesis, lo que vuelve es lo social, vuelve la importancia de ciertos vínculos que no son definidos ni por el Estado ni por el mercado”, aseguró.
La Teoría del don de Marcel Mauss se presenta como una forma de entender cómo se generan estas interacciones. Valdivieso explicó que “la sociedad se crea entregando, dando y recibiendo dones de distinto tipo, que no tienen garantía de devolverse, pero que son los que recrean los lazos sociales. Eso puede ir desde una sonrisa a alguien que nos atiende, hasta las relaciones más afectivas”. Para el profesor hacer consciente este proceso “hace de la generosidad algo más humano porque la filantropía en lo que participa es en la fundación de ciertos vínculos sociales”.
El padre Enrique Opaso compartió cómo desde el Refugio de Cristo viven de cerca el actuar de los filántropos: “Vemos cómo se experimenta el valor del amor a los niños y es impresionante darse cuenta de cómo gente de toda raza, nación y edad comienzan a acercarse a fundaciones como la nuestra. Es tan fuerte lo que hacemos estas casi mil agrupaciones a lo largo de Chile que si en algún momento llegáramos a faltar, el Estado no sería capaz de hacerse cargo de todo lo que logramos”.
Pese a la existencia de estas iniciativas autogestionadas y lo que ha ocurrido durante la pandemia, Maximiliano Duarte tiene una visión más crítica y aseguró que así como hay quienes dan lo mejor de sí, hay otros que pudiendo ayudar no lo hacen. Debido a esto, afirmó que “falta una cultura filantrópica para creer que, por ejemplo, cuando un empresario dona una gran suma, creer que hay un acto realmente gratuito en esa donación y no solo un beneficio personal, porque eso ayudaría a multiplicar los actos filantrópicos”.