Valentina Rozas-Krause: “Las leyes de acoso callejero también podrían ser aplicadas a las esculturas femeninas en espacios públicos”

Este 2024 ha estado muy movido para Valentina ya que se inició con su designación como miembro del Consejo Nacional de Desarrollo Territorial- en representación de la Universidad Adolfo Ibáñez- para asesorar al Presidente de la República en la implementación de la Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU), la Política Nacional de Desarrollo Rural y de la Política Nacional de Ordenamiento Territorial. A fines de enero supo que se había adjudicado un FONDECYT Iniciación y a principios de abril lanzó en Harvard, EE. UU. su nuevo libro, donde aborda distintos casos sobre representaciones de mujeres en el espacio público.

Adjudicación del FONDECYT Iniciación

“En el 2022, cuando volví a Chile, estaba muy nerviosa porque el FONDECYT te abre las puertas a la investigación y si no te lo ganas, estás atada de manos, en Estados Unidos en cambio es diferente porque te dan un presupuesto de investigación anual y eso cambia radicalmente el escenario”.

Su proyecto que lleva el largo título de “Alegorías, monumentos y contra-monumentos: representación y transformación de la mujer en el espacio público de Antofagasta, Valparaíso y Santiago”, le permitirá dedicarse a este tema por los próximos tres años, obteniendo datos interesantes de las tres ciudades algo que la tiene aliviada y contenta. Y señala, “vamos a poder ir a buscar las esculturas a terreno, para poder abarcar su contexto más complejo que comprende lo urbano, social, cultural e histórico, más allá de su valor artístico propiamente tal. Falta entender y visualizar todo lo demás que rodea a estas representaciones”.

Comenta que su postulación fue básicamente estratégica ya que decidió basarse en lo que a ella más le gusta y sabe hacer; escribir libros. Este FONDECYT es entonces, una continuación de su libro lanzado en Estados Unidos en abril «Breaking the Bronze Ceiling: Women, Memory, and Public Space», y con el cual quiere aplicar alguna de las lecciones a Chile. “Levantando la información de las 16 regiones de nuestro país, sólo el 4.7 % de las esculturas en Chile corresponden a mujeres con nombre y apellido. El resto corresponde a hombres como expresidentes, alcaldes, militares, etc. Pero esta realidad se repite en otros países como en los Estados Unidos, donde la representación de alegorías femeninas, como las sirenas, supera el número de las mujeres de carne y hueso que han sido parte del Congreso norteamericano, o en Inglaterra donde, si sacamos la figura de la Reina Isabel, volvemos a lo mismo. En todas partes, la representación escultórica y de monumentos femeninos en el espacio público bordea el 4%”.

El rol de la mujer en los espacios públicos

La académica quiere analizar el rol de las mujeres en lo urbano para lo cual entrevistará a varias de ellas respecto a cómo las afectan esas representaciones, si son o no parte de la historia local y de qué modo lo son o si sienten que ayudan al activismo feminista, entre otras cosas.
Y ejemplifica, “se me viene un monumento a la mente: el dedicado a las mujeres víctimas de la dictadura (“Mujeres en la Memoria. Monumento a las Mujeres Víctimas de la Represión Política”, 2006) que es una instalación que fue levantada en una explanada sobre la estación Metro Los Héroes y que ha sido vandalizada en múltiples ocasiones, incluso, por las mismas mujeres que asistieron a una de las últimas manifestaciones del 8M”.

Y continúa reflexionando “este monumento que desde sus inicios fue pensado con un material frágil como el vidrio, que no es adecuado para estar en la calle, que ha pasado años sin ser reparado, que se encuentra sucio, rayado, feo y en un lugar prácticamente abandonado, genera lo contrario de lo que debiera inspirar; dignidad, belleza, notoriedad, memoria. Entonces claro, en vez de que esté así de mal, entiendo que incluso sea mejor echarlo debajo. Lo interesante aquí es reflexionar ¿por qué pasa esto con las representaciones femeninas?”.

Relata que, a nivel mundial, los pocos monumentos a mujeres son más maltratados que los de los hombres y dice “aquí pienso que tal vez la lógica que sustenta las leyes del acoso callejero también podría ser aplicada a las esculturas femeninas. Como ejemplo a esto, la estatua a Julieta en Verona, Italia, tiene un pecho más pulido porque todos lo tocan para las fotos”.

Señala que es importante entonces que las mujeres nos veamos reflejadas en el espacio que habitamos. “Si voy con mi hija pequeña, a una plaza con nombre de mujer, que queda en una calle con nombre de mujer, con una representación de alguna escultura femenina, se me hace un espacio más propio. Cuando pasa eso, estamos generando un sentido de comunidad, donde me siento parte y esto es bueno para todos; mujeres, hombres, disidencias sexuales, niños, personas en situación de discapacidad”.

Es urgente corregir la brecha de mujeres en la universidad

Cuando era estudiante recuerda que le tocaba ir a prácticas de obra y se encontraba con un espacio que de por sí era muy masculino, desde los maestros de la construcción hasta los ingenieros. Sin embargo, como arquitecta ya titulada empezó a sentir mucha más discriminación, al ir a visitar una obra propia y señala, “acá el mayor conflicto es con los otros cargos con los cuales debes interactuar, como los ingenieros civiles, los técnicos del aire acondicionado, los calculistas que, en general, no saben trabajar con mujeres, porque uno va en el rol de supervisar y ver que la obra funcione y eso les molesta, cuando ese rol viene de una mujer”.

Ahora que está dedicada a la docencia y a la investigación, señala que el escenario no es muy distinto. “En la academia debemos casi sobreactuar nuestra performance de género, resaltando sólo ese “nicho femenino”, que es por el que me pueden dar más puntaje a la hora de postular un proyecto ya que ese espacio es donde los hombres no me pueden ganar”.

Valentina Rozas señala que los arquitectos conocidos, que obtienen más visibilidad y premiados, son los directivos, investigadores principales y decanos. “Pienso que la arquitectura se asocia más a lo masculino por el trabajo físico, pero la arquitectura sin mirada, sin intención desde lo femenino queda como un ejercicio muy pobre”.

Cree que es importante y urgente corregir la brecha de mujeres en la universidad y se pregunta: “En nuestra Escuela de Diseño, que ya tiene 11 años, somos muy pocas las mujeres contratadas de planta, a pesar de que hay muchas otras excelentes profesionales” y agrega que hay que potenciar a las investigadoras porque esto genera un círculo virtuoso en el cual las pocas alumnas que hay se ven reflejadas. Y respecto a este mismo tema dice, “también me alegra mucho que ahora tengamos un InES Género desde donde podemos visibilizar el quehacer de las investigadoras y académicas de la UAI. Creo que es un paso importante”.

Redes de género, política y arquitectura

Valentina es fundadora de “Rumbo Colectivo” que propone políticas basadas en evidencia, para llevarlas al debate público, y crear espacios para dialogar sobre ellas y el futuro de la democracia. También es parte del directorio de la “Sociedad de Historiadores de la Arquitectura” y con otras compañeras creó, a partir de ésta, la “Sociedad de Historiadores de la Arquitectura Latinoamericana”.

 

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