Susana Espada Mallorquin: “Este FONDECYT es un ejemplo de perseverancia ya que lo postulé 7 veces, así de importante es para mí”

En marzo pasado Susana fue invitada desde la Cámara del Senado para exponer sobre las razones para reformar la sociedad conyugal y justamente por estos días, fue sorprendida al ganar con su proyecto de investigación que la apasiona y por el cual ha trabajado durante años; los derechos de sucesión de las parejas que no quieren estar dentro de un matrimonio. Un tema complejo, que suma cada vez más personas y donde el orden legislativo “está al debe”.

Los derechos sucesorios son los derechos que se tienen sobre los bienes (como casas, terrenos, vehículos, hipotecas, acciones, etc.) y todas las obligaciones que se suman a esos bienes, que una persona le entrega en herencia a su pareja al momento de morir, para que ésta siga administrando y también gozando de esos bienes de manera legítima. Esto nos parece lógico, pero ¿qué pasa si esa pareja no está casada ante la ley y es una pareja de hecho? ¿La ley reconoce los derechos de esta pareja?

En Chile, no se sabe el número de personas que conviven de hecho porque no hay un concepto o término que defina esta situación de vida en pareja. Están lo que entendemos por matrimonios y los acuerdos de unión civil (AUC), pero no hay datos de los “otros” vínculos, entonces para tener una cifra estimada hay que cruzar datos; estado civil, años de convivencia, hijos en común, propiedades adquiridas, etc.
Para Susana Espada, el corazón de su investigación titulada “Los derechos sucesorios de los convivientes”, ganadora del FONDECYT Regular 2024 es un tema urgente y necesario ya que “poniendo un ejemplo, si hay una pareja que convive hace 50 años sin haberse casado y, por lo tanto, sin reconocimiento de derechos sucesorios, si uno de ellos muere, puede ser que estos derechos se los adjudique antes un primo de 2do grado, que su pareja durante 50 años”.

La raíz del proyecto

La historia de este proyecto se remota a más de 20 años atrás cuando Susana Espada hizo su tesis en España, su país de origen. Entonces lo que veía eran los derechos sucesorios de las parejas de hecho, donde aplicaba el derecho comparado para esa población española que cuenta con 17 regulaciones diferentes de 17 comunidades autónomas españolas, por lo tanto, prácticamente, 17 soluciones a un mismo problema. Y agrega “al contar con esa experiencia lo que quería encontrar era una solución en Chile que encajara con su ordenamiento jurídico y realidad social, para dar una respuesta en el ámbito de la sucesión a las parejas de hecho”.

Desde su punto de vista, en Chile, cuando se estaba pensando en dar una especie de solución al matrimonio igualitario, pero sin que se llamara “matrimonio”, la Ley 20830 del AUC que reconoce derechos importantes para aquellos que lo firman, entre ellos, los derechos sucesorios. Sin embargo, esto no representó a las parejas que tienen otro vínculo afectivo, basado en los hechos de una convivencia estable y duradera. En la actualidad, la mayoría de los firmantes de los AUC son personas heterosexuales y no por parejas del mismo sexo, que era lo que pensaba iba a ocurrir.

Espada afirma que “existen numerosas parejas de hecho y que han aumentado progresivamente los acuerdos de unión civil, pero mayoritariamente las parejas se están relacionando de facto, especialmente los más jóvenes”. Esto coincide con las cifras que presenta el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que señalan que en 1980 hubo 86.001 matrimonios y en 2023 hubo 64.285 matrimonios, mostrando un descenso de 6,1% anual. Y agrega, “entonces, el ordenamiento con el contamos hoy no prevé soluciones para los problemas que plantea convivir de hecho”.

Sesgos, pocos especialistas y una realidad invisibilizada

“Este FONDECYT lo postulé siete veces. Así de importante es este tema para mí. Pero me costó mucho conseguirlo porque las razones del rechazo iban desde observaciones que me hacían sentido, hasta algunas sin fundamento”. Susana relata que, debido a los rechazos anteriores, esta vez lo había postulado con “cero” esperanza tanto así, que ya se encontraba preparando su próximo FONDECYT que es un tema completamente distinto, por lo que ahora deberá trabajar en los dos proyectos paralelamente.

“Yo insistí tanto con este tema de los derechos sucesorios de los convivientes de hecho, porque además de que me apasiona el tema, en Chile hay muy pocos especialistas en esta materia y es tremendamente importante ya que no se ha avanzado en nada en materia legislativa, pero sigue creciendo la población que decide convivir en familia de facto. Es decir, que en siete años puedo seguir sosteniendo el proyecto porque el escenario en el país no ha evolucionado para reconocer esos derechos”, señala la investigadora y agrega, “Yo creo que (para no haberlo ganado en tantos años) hay un sesgo con ciertos temas, porque en el ámbito del derecho de familia, Chile tiene una tradición más conservadora y tengo esperanza en que esto pueda cambiar con un reconocimiento de derechos a estas familias chilenas”.

Más presencia de mujeres, más redes de apoyo

En su calidad de Representante de la UAI en el Consorcio de las Jornadas Nacionales de Profesoras de Derecho Privado, Susana dice que si bien hay más mujeres que están accediendo a la academia aún hay mucho por hacer por lo que es esencial estar en red. En ese sentido, puntualiza que dichas jornadas buscan fomentar la investigación y que las académicas con más experiencia apoyen y ayuden a las nuevas generaciones para que puedan estar mejor capacitadas y organizadas para exponer, con el fin de contar con más representadas para llegar a igualar el número entre hombres y mujeres “aunque la existencia de estas Jornadas sólo de mujeres, ha provocado un cierto resquemor de parte de nuestros compañeros varones, cada vez somos más académicas cada año, con la participación de numerosas universidad del norte al sur”.

Finalmente, destaca que en la Universidad Adolfo Ibáñez existen ahora más cargos directivos, más decanas en comparación a otras universidades y que sigue siendo importante en este sentido que haya más mujeres investigadoras que enseñen y que publiquen en derecho para generar referentes reales en nuestras alumnas.

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