Innovación al servicio de una minería más consciente

23 de Diciembre 2019 Entrevistas MI Postgrados UAI

Si hay alguien que conoce bien la minería, es Álvaro Díaz. Ingeniero Civil, nacido en una salitrera y criado en Chuquicamata. Esa infancia rodeada de camiones, lo hizo consciente de lo poco amigable de esta industria con su entorno y su comunidad, y lo obligó a emigrar a otra ciudad para estudiar. Eligió Ingeniería Civil Industrial en la UAI campus Viña del Mar.

Quince años después, se convirtió en Cofundador y CEO de su propia empresa de innovación digital para la minería, Smart Mining Coach, el primer asistente digital de la operación minera, junto a Loreto Acevedo y Alvaro Roselló, ex compañeros del Magíster en Innovación, decidieron avanzar en el proyecto. En particular Loreto, quién también tenía gran experiencia en minería y era además destacada líder en el rubro de Innovación. Ambos conjugaron intereses comunes con respecto al ámbito y decidieron fundar INDIMIN. “Loreto proviene al igual que yo, de familia ligada a la minería y a ambos nos chocaba la idea de que la industria tuviese daños colaterales al medio ambiente, y que socialmente tampoco se hacía cargo, más allá de dar buenas pegas. Para mí fue una experiencia interesante y potente, porque me crié en Chuquicamata y pude ver como después fue una localidad que terminó desapareciendo. El cerro se comió a la ciudad, la gente se dispersó y finalmente se perdió ese ecosistema y conocimiento potente de personas” cuenta Álvaro.

Esa dualidad que existía  fue algo que siempre quedó dando vueltas en la cabeza de este ingeniero, a quién no le hacía sentido que una industria con tanto flujo de dinero y recursos, contribuyese tan poco a la comunidad en la que estaba inserta. Según cuenta, “no existía inversión ni retribución transformadora y profunda a la comunidad de Chuqui o Calama y, esta última no fue una ciudad próspera ni tuvo el desarrollo que pudo tener con los recursos que había y que siguen existiendo. No se aprovechó el potencial que tenía la región, para convertirse en centro mundial de tecnologías solares, o exportadora de conocimiento mineros, Ni tampoco se transformó en un polo de energías renovables o reutilización de aguas como en Israel”.

Una historia marcada por el aprendizaje

Pero antes de llegar a este exitoso emprendimiento, tuvo que recorrer un camino de varios años. Trabajó en Cervecerías Chile, donde tuvo la oportunidad de empaparse de una cultura con gran visión tecnológica. “Tuve suerte de que esa empresa ya estaba empezando a trabajar con tecnologías que les permitían tener una data en línea, de lo que hacían en el día y día. Lo que permitía planificar comercialmente y obtener grandes resultados. Gracias a eso, me interesé mucho más en esa mezcla, lo que me motivó a hacer cosas relacionadas a eso y, obviamente, siempre con la idea emprender”, comenta, Álvaro.

Para concretarlo, decidió que había que seguir creciendo y derivó en la industria de maquinaria pesada con ese mismo principio: resolver cosas, tener data y tener mucha capacidad de análisis. Para su sorpresa, la compañía no contaba con toda la tecnología de la cervecería, lo que lo llevó a impulsarlas. En su paso por Finning, comenzó a formar una incipiente área tecnológica por medio del intraemprendimiento. Hicieron centros de data y servicios expertos remotos, de manera pionera y pudo seguir haciendo innovación. Paralelamente, el equipo era reconocido internamente y se convirtió en un ejemplo a seguir para el resto de los países, empresas como Caterpillar tomaron estos desarrollos y ayudaron a expandirlos a nivel global en USA, CA y UK entre otros. Álvaro se convirtió en Gerente de Soluciones Tecnológicas de la compañía y fue invitado por Microsoft a exponer en el extranjero sobre analítica avanzada en maquinaria para minería, mucho antes de que se convirtiera en un boom global.

Innovación para generar triple impacto

En 2014, cuando en Chile recién se comenzaba a hablar de Big Data y Data Science, ingresó al Magíster en Innovación UAI. “Quería entender mejor como hacer innovación y profundizarlo en la parte metodológica, para tener la capacidad de llevar a cabo un emprendimiento tecnológico. En el magíster coincidimos personas súper motivadas, guiadas por su pasión más que por la plata, que queríamos construir redes y hacer alguna contribución.  La innovación consiste en buscar la unión de mundos en desafío y obtener un nuevo valor, con soluciones de alto impacto. En ese sentido, el Magíster te abre la cabeza, te entrega buenos métodos, redes e ideas y, genera grandes conversaciones y preguntas por resolver”.

Al terminar el postgrado, su empresa le propone ir a trabajar a Vancouver para ofrecerle un cargo en Finning Digital, cargo que aceptó, pero en el avión de vuelta a Santiago su cabeza y corazón le dijeron otra cosa y decidió declinar la oferta. De ahí en adelante, comenzó a construirse la historia de INDIMIN, con la premisa de que la industria minera, mediante la innovación y la tecnología, se tornara más consciente con su entorno y las personas. “Empleamos la data para que la última línea de producción, que son operadores de camión, de palas, y varios otros actores clave en la minería, pudieran tener alguna retribución y sentirse empoderados por su trabajo. Este asistente digital trata de dar vuelta la pirámide y mostrar que el operador es el eslabón más importante de la cadena productiva, enlazando los procesos y activos mineros. El Smart Mining Coach no es un desafío de tecnología, sino que de diseño y de personas y de su motivación intrínseca. Por ello en el equipo trabajamos con expertos en sociología, psicología y por supuesto, con profesionales de primera línea en tecnología e inteligencia artificial. El equipo humano lo es todo, sin su motivación y entrega nada sería posible”, comenta Álvaro.

Reconoce que han sido tres años difíciles y que tardaron 1 año en conseguir a su primer cliente y les diera la oportunidad de hacer real la innovación. Ese cliente, CAP Minería, actualmente, es un partner clave, con el que han ido evolucionando y generando nuevas innovaciones. En el camino, el ingeniero gastó todos sus ahorros, su finiquito de Finning y tuvo que endeudarse. No obstante, para Alvaro, todo tiene que ver con el grado de convicción de que tendrás un impacto. Tanto para la empresa, los trabajadores y definitivamente, en la sociedad, haciendo las cosas de manera distinta. El diseño se ha centrado principalmente en ellos. La empresa busca un triple impacto: lograr los beneficios económicos de las mineras, pero a la vez generar menor impacto ambiental y propiciar la reinversión social de dichos beneficios. “Un ejemplo de ello, al reducir emisiones en el medio ambiente, logramos que la empresa tenga menos costos y produzca más. La tercera parte y la más importante es que ocurra una reinversión social y que las empresas empiecen a invertir en sus propios trabajadores y sus comunidades. Hoy tenemos una trazabilidad increíble de la actividad minera gracias a la data, y podemos conectar todos estos mundos en paralelo y resolver problemas complejos. Esa es la patita social y la que más cuesta, pero vamos en buen camino”.

En la actualidad, INDIMIN, cuenta con clientes muy relevantes del ámbito minero, tales como Anglo American Los Bronces, Minera Collahuasi y CAP Minería. En 2018, la empresa estuvo dentro de los tres mejores emprendimientos que participaron en el Premio Nacional de Innovación, ganaron el premio Fraunhofer Institute y fueron reconocidos en Australia por Komatsu Global Mining y MIT GSW, entre otras distinciones. En Chile, CAP Minería los premió como partner digital del año, categoría en la que compitieron con importantes multinacionales.

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