“Con el magister sentí que tenía más capacidades, me sentía más seguro, con más herramientas clínicas y psicodiagnósticas”

10 de Enero 2020 Entrevistas Postgrados UAI

Como un apasionado del psicoanálisis y del trabajo clínico se define Rodrigo Aguilera, egresado del Magíster en Psicología Clínica mención Psicoanálisis de la UAI. Si bien, ya había descubierto cierta afinidad por el psicoanálisis dentro de su formación en pregrado, fue mientras cursaba el magíster cuando descubrió cuánto le apasionaba esta área de la psicología y qué era a lo que se quería dedicar en su vida profesional.

Rodrigo Aguilera es psicólogo de la Universidad Católica, en donde culminó sus estudios en el año 2011. Una vez egresado, decidió abrir de inmediato su propia consulta clínica de atención a pacientes. No obstante, desde mucho antes, ya tenía vista la posibilidad de realizar un magíster enfocado en el psicoanálisis.

Tras un año de trabajo en su consulta, optó por ingresar al magíster que ofrecía la UAI. Rodrigo explica que decantó por la UAI ya que, además de tener el plus de realizarse en conjunto con la Sociedad Chilena del Psicoanálisis (ICHPA), tenía el mejor y más completo programa de magíster.

“Los psicólogos, más allá de que hayan tenido práctica clínica en su etapa de pregrado, saben bastante poco sobre cómo trabajar con pacientes”, expresa. En este sentido, considera que la formación clínica es una de las áreas más fuertes del magíster, unida a una formación académica muy sólida.

Fuerte compromiso con el paciente

En cuanto a su experiencia en el magíster, Rodrigo reconoce que “tuve ciertos giros teóricos y cierto robustecimiento de técnicas de intervención clínica. Es decir, el modo de orientar el trabajo con los pacientes fue variando en todas sus perspectivas: teórica, técnica, tipo de encuadre, formato de atención, en fin”. Para él, fue reinventar el modo de pensar lo clínico, a pesar de que el profesional ya tenía cierto conocimiento previo de lo psicoanalítico.

Todo esto, asegura, contribuyó a que pudiera entregar una mejor atención en su consulta. “En la medida en la que iba haciendo el magíster, sentí que tenía más capacidades, me sentía más seguro para atender a mis pacientes, con más herramientas clínicas y psicodiagnósticas, formación ética… todo lo necesario para trabajar con personas en ámbitos tan sensibles como el sufrimiento psíquico”, apunta.

Asimismo, destaca que, dentro del magíster, hizo una excelente red de amistades. Para él, esto no solo es relevante por el propio valor de la amistad en sí, sino porque también se van generando redes profesionales de grupos de estudio y de investigación, además de las redes de derivación de pacientes. “Esto es algo tremendamente importante para la gente que quiere trabajar en psicología clínica y que pretende abrir su propia consulta. Entonces, se dio un clima de trabajo y de estudio dentro de la universidad que era muy propicio para esto, con un ambiente bien sano, muy colaborativo y poco competitivo”, señala.

A través de este magíster, “se abrieron puertas profesionales, académicas, clínicas, de amistades, de red profesional. Si uno va a trabajar con pacientes, debería buscar algún magíster que tenga una fuerte formación teórica-clínica y, justamente, este programa la tiene”.

Certificación nacional e internacional

Luego de concluir el magíster, Rodrigo continuó su formación en el ICHPA por otros cuatro años para obtener el título de psicoanalista, por lo que, además de asistir a seminarios y realizar las prácticas clínicas, debió cumplir con tres horas semanales de psicoterapia personal, en la que él mismo era el paciente.

“El magíster te permite saber si el psicoanálisis es un área en la que te quieres seguir desarrollando o no. Yo, por ejemplo, no sabía que quería formarme como psicoanalista en el ICHPA, sino hasta después de cursarlo”, apunta.

El programa de formación de psicoanalistas que ofrece la Sociedad Chilena del Psicoanálisis se encuentra acreditado por la Comisión Nacional de Acreditación de Psicólogos Clínicos, es reconocido internacionalmente por la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Psicoterapia Psicoanalítica y Psicoanálisis (FLAPPSIP) y por la International Federation of Psychoanalytic Societies (IFPS). Este reconocimiento consagra y respalda el trabajo de todo psicoanalista, especialmente en lo que respecta a la atención clínica de pacientes.

Hoy, Rodrigo dedica alrededor de 45 horas semanales para atender a cerca de 40 pacientes. En su opinión, el trabajo clínico “entrega un aporte cultural, social y personal tremendamente valioso; en el fondo, estás trabajando por la salud mental de las personas y, por lo tanto, el servicio que uno ofrece contribuye con un bien social en cierto sentido”.

El psicólogo asegura que a sus pacientes los atiende con honorarios diferenciados, llegando incluso a cobrar montos simbólicos cercanos a $0. “Éste es un modo de hacer servicio social, pese a que uno no esté trabajando en una institución pública. Me parece que solo atender a gente con altos recursos, de alguna manera, vuelve muy elitista al psicoanálisis”, manifiesta.

Además de atender su consulta, desde hace un año, se desempeña como profesor de cátedra en la Universidad de Santiago, dictando cursos relacionados con el psicoanálisis.

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